Las economías emergentes en el mundo (IV)

China y la India: sus diferencias y ventajas

CUARTA DE CINCO PARTES

Aunque China y la India ambos están creciendo a tasas extraordinarias, es China que cuenta con la economía que en este momento pueda enfrentar frontalmente a los Estados Unidos y su grupo (Europa, Canadá, Australia, Japón, Corea del Sur, y México). Con el grupo, China tiene mejores relaciones que con los Estados Unidos, dividiendo algo la respuesta estadunidense cuando se trata de China, como lo estamos viendo en el asunto actual de las tarifas.

La dependencia china de las exportaciones es mayor que en la India, como vimos en entregas anteriores, pero esa dependencia esta compensada por una dependencia igual, y tal vez hasta mayor, de los Estados Unidos en su consumo voraz de todo lo que produce China, y una caída secular que sigue hasta el día en los indicadores de sus Manufacturas, como es el empleo. O sea, los Estados Unidos nunca regresarían a ser grandes fabricantes. Abandonó ese sector por las ganancias de dejar a China fabricar, y ahora China tiene controlado ese sector de la Economía Mundial.

En las manufacturas, un solo insumo pueda provenir literalmente de una centena de países. Estados Unidos importa partes automotrices de más de 80 países. La apertura es obligatoria, y no se presta a vaivenes políticas como Primero América. Todo depende de que tan bueno es tu producto y cuanto pides por ello. China ha logrado integrar su producción manufacturera, ya que las partes (o insumos materiales) las proveen los mismos productores nacionales, cosa que ningún otro país tiene en el mismo grado. Es por ello, difícil arrancar a la producción china y esperar que alguien más pueda sustituirla. En alguna medida, la India y otros países asiáticos (Vietnam siendo el mas importante en este tema), puedan, pero solo en volúmenes, áreas y sectores limitados en donde ya cuentan con un buen avance, y con un perfil de tiempo generalmente algo largo. Todo ello convierte a China en un gran monopolio de las manufacturas, cuando menos por algún tiempo más. Por ello, después de probar el impacto de la ausencia china en las importaciones estadunidenses por solo unas semanas, Trump decidió que China era mucho hueso para roer, y se fue sobre la India, que se ve (y es) más vulnerable.

Pero, la India no depende en el mismo grado de sus exportaciones que China, y además distribuye entre todo el Mundo partes pequeñas de sus exportaciones. Finalmente, a mi criterio, el mundo no lo ve como un aspirante a competir con los Estados Unidos, como ve a China, estas ventajas le permiten absorber, con una economía mucho más chica, a las sanciones y altas tarifas de Trump. De hecho, muchos otros países ven la situación de la India con gran simpatía y saben que ellos mismos pudieran terminar en exactamente la misma situación de enfrentar una tarifa del 50% sobre sus productos. Por ello, por sus propios intereses, todos ellos están en la mejor disposición de apoyar a la India en su situación actual. Desde que Trump decretó su tarifa en contra de la India, las exportaciones hindúes al resto del mundo se han acelerado en forma notable.

Otros países sirven con agrado para distribuir productos hindúes, Brasil en América del Sur, Sudáfrica en África, Alemania, Francia y Gran Bretaña en Europa, Rusia en Asia Central, y por el estilo. Además, aceptan la rupia hindú mucho más que en el pasado para sus propias exportaciones a la India. El excedente de rupias en Rusia, por ejemplo, las invierten en bonos hindúes, como los chinos lo hacen con los estadunidenses (en dólares). El resultado es que la India espera crecer este año no en el 6.8% que se estimaba hasta antes de las tarifas, sino en un 7.8% anual ahora.

En lo social, hay grandes diferencias entre los chinos y los hindúes. Para mí, esta gran diferencia proviene de sus filosofías, universal y abierta para los hindúes, y más limitada para los chinos. Estas diferencias provienen de la búsqueda filosófica (no religiosa) hindú basada en la observación de la Naturaleza y el uso de la Lógica en su proceder. Su principio central es que la Unidad es Real, y la Separación solo conceptual. El intento de empujar esa Separación en la Realidad es la causa de muchas tristezas, como por ejemplo ilustra el caso de Pakistán. Un corolario de ese Principio es que las Partes siempre valdrán menos que el Entero. El gobierno de la India dio la espalda a este principio central de la filosofía hindú y premio a su relación con los Estados Unidos por encima de su relación con el resto del Mundo. La Realidad se impuso y tenia que corregir sus pasos.

El hindú se beneficia de su filosofía universal, ya que pueda incorporarse a cualquier país del Mundo, servirlo, amarlo, y todavía seguir siendo hindú. Esta característica no se pierden las grandes empresas mundiales, varias dirigidas por hindúes. La situación es muy diferente para los chinos. Hace unos años, el South China Morning Post, el periódico distinguido de Hong Kong, publicó los resultados de un estudio de los graduados hindúes y chinos de los programas de Maestría en Administración de Empresas de las universidades norteamericanas. Lo que desconcertaba al periódico era el hecho de que, dadas las calificaciones académicas similares, los hindúes parecían siempre obtener los mejores trabajos y prestaciones. ¿Por qué? Los resultados del estudio revelaron que las actitudes de tolerancia hacia otros, la amabilidad natural hindú, y en general el reconocimiento sin regateos a la cultura y la sociedad del otro eran factores altamente valorados por las empresas contratantes, para poder considerar a los hindúes como personas dispuestas a moldear a sus personalidades acorde con las circunstancias y los requerimientos humanos de la empresa.

(*El autor es Doctor en Economía, especialista en planeación y finanzas, colaborador de PRESENTE.)