EL PODER DE LAS PALABRAS, TEMA. Leí, tan pronto al levantarme, un texto con ese nombre. Lo resumo: trata de una niña mucho muy pobre, de nombre Leticia, alumna de un maestro encantador, que gustaba contar cuentos. Cuando la niña escuchó el cuento de La Cenicienta que se casa con un príncipe, sobre todo en esta parte, aplaudió frenética, imaginándose ser en esa posibilidad. Sus compañeros se burlaron.
CUANDO EL MAESTRO PREGUNTÓ sobre lo que querían ser cuando fueran grandes, quizá los otros dijeron bomberos, policías, maestros (que no está mal), ella dijo con seguridad, sonriendo, y poniendo la mirada en el futuro: "¡Doctora!, yo quiero ser Doctora!" La mayoría de sus compañeros rieron, burlones. Pero el tiempo pasa, como dice la canción, y no te puedo olvidar.
PASARON LOS AÑOS. Lo suficientes en los que un niño de primaria debe pasar la secundaria, preparatoria y la universidad. El maestro volvió al pueblo, en un trayecto de horas en camión. En un momento del viaje se le acercó una joven profesionista vestida de blanco. "¿No se acuerda de mí? Usted es el maestro encantador de serpientes".
EL MAESTRO PERPLEJO TRATABA DE RECONSTRUIR con la fisonomía de la joven profesionista, un rostro que se asemejara con las tantas niñas pobres a las que dio clases. Antes de que le llegara completo el recuerdo, ella le dijo: "Soy Leticia, la niña que soñó ser doctora gracias a sus palabras, a la manera como usted contaba los cuentas con tanta entrega y pasión. Ahora soy doctora. Y trabajo en la clínica 59 de Parral, cuando pueda vaya a visitarme." Y se bajó, como la cenicienta aquella noche del baile que dejó tirada una zapatilla.
LA DOCTORA LETICIA DEJÓ UN DATO, su nombre, y las dos imágenes: la de la niña pobre que escuchaba atenta los cuentos que su maestro contaba, y la de la Doctora en tiempo presente, que debió sobreponerse a tantas vicisitudes y dificultades para estudiar una carrera larga, y dicen, cara. ¿Qué habrá sido de ella en todos estos años?
EL MAESTRO DECIDIÓ IR A PARRAL, a la clínica donde le dijo que trabajaba. Llegó y preguntó a una enfermera. No la conocía. Quizá a quien preguntó era reciente trabajadora. Pidió hablar con la directora de esa clínica. "Efectivamente la Doctora Leticia trabajó en este lugar. Es muy atenta con los pacientes. Los atiende con mucho cariño. Solo que hace apenas unos meses presentó un examen para merecer beca en Italia, y lo aprobó. Así que ella anda en Europa, superándose", le dijo atenta y orgullosa la Directora.
FIN DE LA HISTORIA. Que pueda ser o no verdad exacta. Pero sí es referencia directa de algunos maestros que motivan y alientan, con el poder de sus palabras, con la capacidad desarrollada de transmitir pasión por el conocimiento, imaginativos desarrollan también la imaginación de sus alumnos. Como este del que se habla. Este tipo de maestros se distinguen. Se reconocen a primera palabra, a primera mirada.
YO ME QUEDO CON LA HISTORIA Y LA GUARDO EN MÍ. Porque sé el olor y color de las palabras. Digo, el poder. Porque las vivo. Porque las palabras me viven. Bien recuerdo a todos mis maestros de primaria, secundaria, Normal y universidad. Muy bien. A cada uno de ellos. Bien recuerdo a los compañeros y compañeras de la Normal que me impulsaron a hacer deporte y a leer, y a quienes participaban en declamación y oratoria, y yo les escuchaba atento.
A TODOS ELLOS LES APRENDÍ. Y especifico a mi maestro Héctor Urbina, de quinto grado, que en un recreo me detuvo para hacerme dos preguntas, y a mis dos respuestas, me dijo: "pues para lograr eso tienes que seguir estudiando y sacando buenas calificaciones, Toño". Las dos preguntas eran: ¿Quieres vivir de grande en casa como las de tus padres, donde vives ahora? ¿Quieres de grande trabajar en el sol? Mis respuestas, por supuesto, fueron "no", rotundo.
ES EL PODER DE LAS PALABRAS. Los maestros que lo comprenden, son lectores, y son felices. No andan quejándose de todo. La palabra nos hace. Nos diferencia. Tiene tanto poder que nos levanta o nos aniquila. Nos motiva. Nos mueve. Es la exteriorización de nuestro pensamiento. Es la verbalización de nuestra existencia. Es el poder humano. Ni más, ni menos.
PERO OJO: ESE PODER NO SE NOS DA por generación espontánea. Sino es un trabajo gozoso de lecturas. Solo así se adquiere el poder de incrementar la capacidad de verbalizar y construir otros mundos con palabras. El mundo del futuro personal en cada uno de los alumnos. (Publicada el 22 de marzo de 2025 en la página FB de Solís Calvillo. Nuestro amigo y colaborador falleció el 27 de abril. Escribía diariamente en su muro virtual. Cada uno de sus textos son lecciones de su pasión por la vida y la de sus semejantes)