“Parte de guerra”

“Parte de guerra”

Un año como el que aún subsiste en sus últimos días y horas, el 2019 está por concluir con más interrogantes que respuestas que quienes se llaman políticos que quedan a deber al país y a la sociedad para la cual presumen estar a su servicio, aunque carezcan ellos –los presuntos políticos, claro está- de neuronas para discernir el sentido de la vocación de servicio, un significado sesgado por la ambición por satisfacer sus ambiciones personales.

Independientemente de que agrade o no la entronización sexenal de un naciente régimen de gobierno, el auto denominado de la cuarta transformación, ni quienes le son afines y los opositores -que ya estuvieron allí-, inmersos todos en la confrontación dentro de su autista burbuja, pareciese que le hacen un gratuito favor a las colectividades. Pero no.

Aun no se entiende cómo es que la clase política no ha tenido hasta ahora la capacidad de armonizarse para privilegiar el interés general de México y su pacto federado, que integran los 32 estados y sus 2 mil 457 municipalidades, azotados por la precariedad económica para cumplirle a la sociedad.

Cómo entender que hasta hace unos años atrás hubo abundancia en la hacienda pública, en donde la principal fuente de ingresos económicos era el petróleo extraído del subsuelo y en aguas someras de Tabasco y Campeche principalmente; patrimonio nacional que se hurtaron unos cuantos sin que estas entidades viesen un solo peso invertido en desarrollo y crecimiento social.

Jorge Díaz Serrano, director de Pemex, y Joaquín Hernández Galicia, en su caso líder sindical de los petroleros, han sido presos políticos que por corruptos; pero los políticos de la elite de “la mafia del poder” igual de corroídos continúan impunes. ¿Valores entendidos?

El ex presidente Caso Carlos Salinas de Gortari  es responsable como presidente cuando menos de la atroz crisis económica que pendió de un hilo, hasta que el 20 de diciembre de 1994 detonó el “error de diciembre” con una consecuente insolvencia y deudas. El primer mundo que le vendió a los mexicanos se vino abajo.  

Un México próximo a cumplir el 27 de septiembre de 2021 su bicentenario de independencia y para el 31 de enero de 2024 igual 200 años de haberse constituido legalmente como un país que en el discurrir del tiempo ha mantenido inalterable de “constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”, enuncia el artículo 40 constitucional.

No hay una explicación convincente del por qué en esa enfermiza obsesión por confrontarse, hambrientos de poseer poder hurtaron igual el patrimonio de todos, lo vasto como para haberse erigido sin exagerar en una nación desarrollada y autosuficiente, con crecimiento sostenido en la calidad de vida y no mísero como lo están un alto porcentaje de su población, sin los satisfactores básicos, y faltos de un trabajo remunerado el cual muchos ya no tienen.

La privilegiada posición geopolítica mexicana ante el mundo aún contando con todos los argumentos ha sido lastimosamente desaprovechada, por la sencilla razón de que en vez de coaligarse los actores públicos cogobernantes -y la propia sociedad-, en vez de unir fuerzas hacia el prop

icos optan por lo suyo. ereses ideolilla razla calidad de vida y no mmonio de todos, lo vasto como para haberse erigirse en unaósito del bien común, en la discrepancia de intereses ideológicos optan por lo suyo.

México es el mismo, pero pese a que en la actualidad en la era de la alternancia en los poderes de la unión, ejecutivo y legislativo, como en sus entidades federativas se mantiene en el fango de la mediocridad tercermundista. Los regímenes una vez logrado su objetivo de alcanzar la cúpula del mando de la gobernanza no han sido capaces de estructurar un plan de gran visión que dé por resultado por la prosperidad, el bienestar para todos comprometido en el artículo cuatro de la constitución.

Peor todavía que no haya una continuidad en esa hoja de ruta trazada ni siquiera  dentro de un mismo régimen de gobierno, vaya ni neoliberales ni los de la cuarta transformación y la oposición, en sus tiempos y circunstancias son capaces de anteponer el interés general, como exitosamente ha ocurrido en otras naciones desarrolladas y emergentes permitiéndole a ellas trascender, aun en la coyuntura.

En la proximidad de iniciar como cada 10 años el correspondiente censo de población y vivienda, una vez que se hagan de conocimiento este mismo 2020 los resultados en todos los sectores e indicadores socioeconómicos, sólo hasta entonces se sabrá el país en el que cohabitamos.

Un instrumento que deberá ser cumplido para el propósito esencial de replantearse como clase política gobernante, sectores económicos y social; estructurar las políticas públicas orientadas a reencausar el progreso nacional, cumpliendo con el rol que en lo colectivo e individual nos corresponde para lograr el propósito.

Lo contrario, este México estará destinado a continuar anclado en el mismo lugar de hace casi 200 años, no tener la vergüenza de hacer a un lado las banderas ideológicas; porque simple y llanamente se entiende que todos los caminos llevan al mismo destino plasmado en el papel de sus correspondiente programa de gobierno, así como los senderos conducen a Roma. ¿Acaso, es mucho pedir?

Bitácora

Los actores públicos cogobernantes deberían esforzarse por reivindicarse ante la sociedad que desde hace mucho les repudia, y las encuestas no mienten. Siempre son los peores calificados. 

eduhdez@yahoo.com