Las coaliciones electorales han representado un ganar/ganar en las que los que los partidos políticos catalogados como «chiquillada» resultan ser rentablemente beneficiados en grado superlativo, triunfen o pierdan la elección. El caso más exitoso ha sido el Partido Verde Ecologista, medido por representación legislativa además del financiamiento, acrecentando una inmensa injerencia y fortuna, y seguirán en esa línea negociando para sus alforjas.
El partido político de la familia González Martínez, los Jorge padre e hijo, han tenido la capacidad de erigirse incluso en el fiel de la balanza para la negociación de reformas constitucionales, al grado de establecer sus condiciones para concretar la «Reforma Política Definitiva» de 1996, incluido el artículo 58 que redujo aún más la edad mínima para aspirar a una senaduría, de los 30 años con Echeverría a los 25 años en la gestión de Zedillo Ponce de León.
Arturo Núñez Jiménez, por el PRI; Carlos Medina Plascencia, por el PAN; y Porfirio Muñoz Ledo; por el PRD, tuvieron que ceder en la Cámara de Diputados a semejante exigencia para que Jorge Emilio González Martínez de 24 años ese 1996 pudiera sin problemas pactar su acceso en las elecciones de 2000, a registrarse para senador plurinominal, asegurando su escaño.
Los González, Torres y Martínez, doblaron de mano a quienes se entendía en ese entonces que eran «los viejos lobos del mar, los experimentados» en el plano legislativo, afianzando al «Niño Verde» en una posición que se entiende se le tiene reservada para quienes poseyeran cierto nivel de madurez en su intelecto, a partir de los 35 años que se estableció en el artículo 59 del texto original de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, emitida el 5 de febrero de 1917.
Un hecho igual de vergonzoso se dio inmediato en septiembre con la LXIV Legislatura del Congreso de Unión, que para lograr la licencia Manuel Velasco en el Senado que regresó a Chiapas a concluir su gobierno, el Verde en una segunda votación tuvo que ceder 5 de sus Diputaciones Federales a la bancada de mayoría.
Transitado con desparpajo de las coaliciones con el PRD en 1997, al PAN en el 2000, luego con el PRI entre 2003 y 2018, y finalmente ligarse a Morena declarado sin pudor de ideología de izquierda, no es cuestión menor. Ganando o perdiendo siempre tiene saldo a favor los González.
El Partido Verde Ecologista ha sido siempre una franquicia de hacer dinero sin freno alguno. El «Niño Verde» ha ido del escaño de senador a la curul del diputado, sin olvidar su paso por la extinta Asamblea Legislativa del Distrito Federal, sin provecho de trabajo legislativo el suyo.
Aunque no ha sido el único caso, mirando por el espejo retrovisor la historia ubica en 2000 al Partido de la Sociedad Nacionalista de Gustavo Riojas Santana, escaló de ser regional a nacional, y con una ideología de centro izquierda pactó con el PRD.
Aún perdiendo en coalición, Riojas logró sostener el registro destinando el financiamiento anualizado hasta 2003 a la compra de casas y edificios, con los que se quedaron cuando todavía no había el proceso de liquidación, además de que la familia completa logró posicionarse como legisladores. Un negocio redondo para quienes ningún parentesco tiene con Diana Laura Riojas, madre del alcalde de Monterrey.
Igual de mercantilista, nada que ver con representar los intereses del bien común mexicano, han asumido como su modus vivendi el PT y Movimiento Ciudadano, aunque este a últimas fechas optó por ir en solitario logrado en 2018 la gubernatura de Guadalajara y en 2021 Nuevo León.
La estrategia de coaliciones representó un recurso en las elecciones de 2021 al PT, PRD, PVEM, que en solitario habrían perdido el registro, se habrían sumado al PES, FXM y al PRS, para quedar sólo Morena, PRI, PAN y MC, en la puja por la puja presidencial del 2024, la historia entre estos habría sido interesante.
Bitácora
La regla en los hechos conforma que política mata a derecho, la Constitución y leyes son letra muerta.
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