Seguramente los estudiosos de la izquierda mexicana, desde la misma izquierda mexicana, tendrán sus puntos de vista sobre el texto "Izquierda a la mexicana" que hace unos ayeres dio a conocer Ignacio Bravo Betancourt, y algunos de ellos incluso hasta ya habrán externado sus opiniones. Julio Moguel, Manuel Aguilar Mora, Pablo Gómez, Octavio Rodríguez Araujo y Carlos Illades, son tan solo algunos de los nombres de especialistas que desde diferentes perspectivas han analizado el fenómeno de las izquierdas mexicanas, estudios que van del maoísmo (Moguel), al trotskismo (Aguilar), al comunismo (Gómez) y a la academia (Rodríguez e Illades).
En lo personal, dicho texto me provocó diferentes reacciones. Por un lado, una mueca de molestia por la práctica diaria que algunos políticos de izquierda todavía tienen de pensar como Carlos Marx pero pretender vivir como Carlos Slim. Aunque, a decir verdad, ya hubo un avance: antes se decía que pensaban como Carlos Marx, vivían como Carlos Trouyet, y escribían como Carlos Fuentes, pero como todo cambia (aquí el "avance"), pues ya se le quitó la parte de ser escritor. Es decir, aún hoy en día en donde la máxima "Por el bien de todos, primero los pobres" es eso una máxima, todavía existen los izquierdistas de boutique, los radical chic, o como me dijo un amigo académico: "Aun en la izquierda, el código postal impera".
En segundo lugar, me produjo un gesto de molestia al comprobar que aún existe el sectarismo en la izquierda mexicana. Pero por otro lado, con un recuerdo nada dogmático ni ortodoxo que el autor trajo a la memoria, me provocó el esbozo de una sonrisa. Y es que Ignacio Bravo Betancourt trajo a la palestra al expresidente de la república Adolfo López Mateos y su versión de izquierda a la mexicana, lo que me hizo rememorar que un colaborador cercano a López Mateos de nombre Justo Sierra, en su momento dijo que el tiempo de gobierno de su jefe (1958-1964) bien se podría catalogar como "tiempo de izquierdas". Y contó algunas anécdotas para sustentar su dicho.
Sierra recordó que Emilio Sánchez Piedras (mentor político de Beatriz Paredes, quien se denomina a sí misma como de izquierda), expresó en la cámara de diputados que López Mateos era de "extrema izquierda"; y que Manuel Moreno Sánchez en el senado de la república manifestó que el presidente López Mateos era "izquierda atinada".
Y Justo Sierra dijo que ante estos comentarios de tan importantes legisladores del PRI, el propio presidente de la república tuvo que salir a aclarar su postura política para, entre otros puntos, evitar una reacción perversa de parte del gobierno de Estados Unidos, ya que en el mundo se vivía en plena guerra fría. Así, entonces, Adolfo López Mateos dijo que su gobierno era "de izquierda, pedro dentro de nuestra Constitución".
Y es hay que recordar que para ser ungido primero candidato y luego presidente del país, López Mateos se vio en medio de dos aspectos: de investigación y de convencimiento. El primero fue a nivel local y consistió en que el presidente Adolfo Ruiz Cortines le encargó a Agustín Olachea, presidente del PRI, investigar si el entonces secretario del trabajo era protestante o no. El resultado fue que López Mateos era liberal pero su esposa Eva Sámano sí era protestante, pero no practicaba. Y la leyenda dice que después de escuchar este informe el entonces titular del ejecutivo federal dijo: "Este es. Este será. No hay otro".
El segundo escrutinio vino de Estados Unidos en donde se creía que López Mateos era comunista, y entonces Justo Sierra dijo que él tuvo que ir a aquel país para aclarar que su jefe no lo era, pero que quien sí comulgaba con esa ideología era su hermana, Esperanza López Mateos.
Y salvados las piedritas de su supuesto protestantismo y de su supuesto comunismo, Adolfo López Mateos gobernó México de 1958 a 1964, años llenos de claroscuros, que van de la nacionalización de la industria eléctrica al asesinato de Rubén Jaramillo y su familia, a la represión de los ferrocarrileros y los médicos, al encarcelamiento de Demetrio Vallejo y David Alfaro Siqueiros, entre otros muchos ejemplos que se podrían traer a la memoria.
Pero más allá de esta supuesta izquierda a la mexicana, lo que sí considero cierto es que este segundo piso de la cuarta transformación encabezado por una política emanada de la izquierda estudiantil universitaria, Claudia Sheinbaum Pardo, debe consolidarse como un verdadero tiempo de izquierda, con todo lo que ello conlleve. Porque si eso no sucede, la derecha fascista está al acecho. No se nos olvide. He dicho.
POSTDATA.- Cuenta la leyenda que en este 2025, el actual ser humano más rico del mundo, el nazi Elon Musk, quiso hacer negocio con Paul McCartney de los Beatles, y Mick Jagger de los Rolling Stones, y que recibió las siguientes respuestas.
Sir Paul McCartney le dijo: "No gracias, no necesito tu dinero".
Y Sir Mick Jagger le respondió: "Nunca me comprarán multimillonarios como tú. El rock and roll no está en venta. Yo estoy del lado de la gente y en contra de la avaricia, el racismo y la explotación corporativa".