Un Puente Entre Generaciones

Metamodernismo y el Humor de la Generación Z (II)

SEGUNDA DE DOS PARTES

El humor de la Generación Z: catarsis y crítica

El humor de la Generación Z refleja mejor que nada esta sensibilidad metamoderna. Para muchos de sus mayores puede resultar desconcertante, pero al analizarlo se descubre un lenguaje cultural profundamente coherente con su tiempo.

  • Absurdo y aleatorio: un video sin lógica aparente puede convertirse en viral, porque capta la sensación de caos de la vida contemporánea.
  • Ironía multicapa: bromas que dicen lo opuesto a lo que piensan, pero dejando entrever una complicidad sincera.
  • Humor oscuro y autocrítico: reírse de la ansiedad, de la depresión o del apocalipsis climático no es frivolidad, sino catarsis compartida.
  • Velocidad y fugacidad: los chistes viven en ciclos muy cortos, reflejando la rapidez del ecosistema digital. (Formato Tiktok)
  • Conciencia inclusiva: la ironía no se dirige a los más vulnerables, sino hacia las estructuras de poder y las propias contradicciones individuales.

En este sentido, el humor no es solo entretenimiento. Es también una forma de procesar el presente y de expresar un compromiso crítico, aunque se presente en clave absurda.

Conclusión: un puente generacional

Cada sensibilidad cultural responde a su tiempo:

  • El modernismo dio voz a una generación que necesitaba creer en la reconstrucción y el progreso.
  • El posmodernismo representó el desencanto de quienes crecieron en medio de promesas incumplidas y cambios globales acelerados.
  • El metamodernismo, propio de la Generación Z, articula ambas miradas y las convierte en una forma de resistencia crítica y creativa.

Más que enfrentarse, estas corrientes pueden entenderse como eslabones de una misma cadena histórica. Reconocerlas nos permite tender puentes entre generaciones: comprender que lo que para unos fue optimismo, para otros fue desencanto, y que hoy se traduce en una síntesis contradictoria pero fecunda.

En el fondo, el metamodernismo no es solo una categoría académica. Es un recordatorio de que las emociones humanas nunca son lineales: oscilan entre la esperanza y la ironía, entre la confianza y la duda. Y en esa oscilación, quizá, se encuentra la clave para comprendernos mejor, sin importar la edad a la que pertenezcamos.