El emperador tiene un traje nuevo. El emperador y todo su partido. A diferencia del clásico cuento de Hans Andersen, no se pretende que los únicos capaces de ver el traje sean los más inteligentes o capaces, no. Se trata de que sólo puedan verlo los más honestos, los más leales. ¿Para qué sirve el traje? Para ser humilde, no corrupto. Para poder sacudirse las críticas sin más.
Se critica que el secretario del partido viajó a Tokio, a Tokio, a un hotel de 7 mil 500 pesos el día (según dijo), con desayuno incluido. ¿Quién afirma que ese hotel donde se hospedó Andrés Manuel López Beltrán es lujoso?, pregunta el presidente de la mesa directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña. Yo no soy corrupto, sé que la austeridad es una cuestión de principios, que se deben vivir en la justa medianía, respondió el secretario de Morena en una carta que, después, el propio Noroña calificó como "malísima".
Se fue el secretario de Educación de vacaciones a Portugal, la gobernadora de Campeche a Ámsterdam. El nuevo morenista, Miguel Ángel Yunes Linares, quien dejó el PAN para afiliarse a Morena luego de haber dado el voto decisivo a favor de la reforma judicial en el Senado, se fue de vacaciones con su familia a Portugal. A todo esto, la respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido siempre la misma. "El poder se ejerce con humildad".
Uno se pregunta qué se entiende por humildad, cuál es la justa medianía, esta fina tela de la que pretenden cubrirse todos en Morena. Por más que trate de estirarse para que se encobijen todos, estos conceptos no están para fabricar trajes a modo. Son valores que tienen un desarrollo histórico y filosófico que no puede reducirse a una excusa.
La justa medianía se refiere a la virtud, que se encuentra entre dos vicios. El ejemplo clásico es la valentía, que se encuentra a medio camino entre los vicios de la cobardía y la temeridad; el primero por el defecto de falta de valor, el otro por exceso del mismo. Este razonamiento nos lo dejó Aristóteles en su Ética a Nicómaco. El sabio griego señaló también que este justo medio no es una receta hecha, pues depende de cada persona en cada contexto en particular. Es la prudencia como virtud del intelecto la que debe discernir, en cada ocasión, cuál es el justo medio. Siguiendo el razonamiento con la virtud de la humildad, ésta sería el justo medio entre el defecto del desprecio a sí mismo o la falsa modestia y el exceso por arrogancia, soberbia y vanidad.
Ahora bien, ¿qué tal suena que alguien que se fue de vacaciones a Tokio nos dice que es humilde, que sabe vivir en la justa medianía? Sin considerar los boletos de avión, tan sólo el costo diario del hotel es prácticamente el ingreso mensual de las mujeres en México, según los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares que acaba de dar a conocer el INEGI. Claramente, lo que se aduce por justa medianía es un privilegio enorme, porque la mayoría de los mexicanos no podrá viajar jamás fuera del continente a conocer Europa, Medio Oriente o Japón. Si ese es el parámetro de la justa medianía, ¿el ingreso común de los mexicanos sería la base del defecto por pobreza? Tomando la enorme diferencia de gastos, ¿cuál sería entonces el exceso? Imposible de imaginar.
Todos estos conceptos de virtud, humildad, justa medianía, fueron elaborados desde la antigua Grecia e incorporados al cristianismo después, a través de filósofos como Tomás de Aquino, quien hizo interpretaciones bajo el marco teológico. Así, escribió que "el mal consiste en la discordancia de su regla o medida. Ahora bien, esto puede suceder tanto por exceder la medida como por no alcanzarla".
Al final, el cuento del traje del emperador termina cuando un niño, en su inocente honestidad, señala al emperador y exclama "¡está desnudo!" Aunque aquí se pretende hacer de la humildad y la justa medianía un traje a modo, la estrategia orwelliana de llamar a las cosas por un nombre distinto del que tienen y acusar corrupción o "conservadurismo" en quienes no están de acuerdo, no alcanza para modificar la realidad material y moral de los mexicanos. Estamos todavía lejos de que a la mayoría le alcance para ejercer su derecho a vacacionar fuera del país.