Por segunda ocasión, los habitantes de la ranchería el espino vuelven a vivir sobre la antigua carretera pues sus casas están "bajo el agua".
Con casas improvisadas de láminas y maderas, resguardan de la lluvia sus enseres domésticos y tratan de pasar el día y la noche.
"Lo más difícil es dormir entre esta zona donde el agua está subiendo a cada instante y que mantiene una alta proliferación de mosquitos" señaló el pescador Marcos Ávalos.
Quien señalan que la comunidad ubicada en el kilómetro 33 de la carretera que une esta ciudad capital con Centla, siempre ha sido olvidado por las autoridades aún cuando es una zona que siempre sufre anegaciones.