Angustia, llanto, desesperación y pánico fue lo que vivieron los tabasqueños en la noche del 7 de septiembre de 2017, principalmente en la capital del estado; a un año del sismo de 8.2 grados en la escala de Richter que sacudió el territorio tabasqueño, uno de los acotamientos con mayor magnitud que se tiene registro.
El terremoto de esa noche afectó gran parte de los comercios, hogares y hoteles de la capital tabasqueña, también a una pequeña estructura del acabado de la Catedral de Tabasco. Miles de personas tuvieron que salir de sus habitaciones y hogares, incluso, algunos tuvieron que dormir en la intemperie por el temor a las réplicas que se suscitaban.
Las imágenes captadas por colaboradores de GPM durante y después del sismo marcan los daños ocasionados en muchos edificios e inmuebles.