Una agricultura sustentable debe basarse en principios éticos, ambientales, sociales y económicos

La agricultura bien ejercida, no solamente es una fuente de proveeduría económica y alimentaria, sino también un compromiso de producción sustentable

Se dice que Los Agricultores cultivamos esperanza y cosechamos futuro y de cierta forma, así es, siempre y cuando hagamos las cosas bien. La agricultura bien ejercida, no solamente es una fuente de proveeduría económica y alimentaria, sino también un compromiso de producción sustentable que nos permita producir lo de hoy sin comprometer los recursos para continuar produciendo en el futuro.

Esto último es actualmente el mayor reto que tenemos y debemos cumplir a nivel local, regional, nacional y global. Practicar una agricultura sustentable que se base en principios éticos, ambientales, sociales y económicos. Una agricultura que fomente la vida, que procure la responsabilidad social, que promueva la regeneración y conservación del agua, de las plantas, de los animales y sobre todo la vida del suelo, nuestro principal activo.

El modelo de producción denominado Agricultura Orgánica cumple con todos estos principios, además de brindar mejores oportunidades para los agricultores que acceden a un mercado más rentable y con mayor valor.

En primera instancia se le asocia a una agricultura que prescinde el uso de agroquímicos, produciendo solo a través de la aplicación de abonos y compostas. Sin embargo, esto es solo una vista parcial de su verdadera dimensión.

La Agricultura Orgánica incluye, además, el desarrollo y la implementación de prácticas agroecológicas. Muchas de ellas milenarias, como lo son la rotación y asociación de cultivos, la siembra directa, siembra cero labranzas, siembra de cultivos de cobertera, abonos verdes, uso de extractos botánicos para control de plagas y enfermedades, y sobre todo la interacción de todos los elementos que conforman un agroecosistema.

La tecnología, la investigación y la ciencia, han venido a enriquecer y mejorar este modelo que actualmente alcanza un valor de mercado de aproximadamente $100 mil millones de dólares en el mundo, que indiscutiblemente continua su crecimiento y en el que México mantiene una participación aun reservada pero muy importante.

El mercado, y también el medio ambiente, cada día demanda más y mejores alimentos orgánicos cuyo esquema de certificación es garantía para el consumidor y herramienta de venta para el productor.

Amigo agricultor ya no es momento de decisión, sino de acciones que vayan más allá de producir para el presente, pensando en el futuro que ya nos alcanzó.

Me encuentro con usted la próxima semana ¡Piensa y vive orgánico!