Varios misterios se encierran en el cerrito donde igual está edificada una cruz entre los límites de la colonia Infonavit Atasta y Guadalupe Borja, donde los vecinos aseguran haber visto duendes y otros manifiestan que es un terreno embrujado. Se dice que este terreno pertenece o perteneció a la familia Vetiguer, y que según años atrás era casi imposible que al oscurecer algún vecino transitara por la curva que se ubica en la calle Marcelino García Barragán, porque se empezaban a escuchar lamentaciones que de un momento a otro te iban llevando como imán hacia el interior.
También dicen que los sucesos se incrementaron luego que tres personas fueron encontradas sin vida en diferentes fechas, lo que dio paso a que muchos de los vecinos que creen en la brujería, llegaran a decir se trataba de un acto con tinte religioso, de magia negra que al paso del tiempo se fue olvidando.
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Sin embargo, un día pasaban las siete con cuarenta de la tarde-noche, cuando una vecina de nombre Norma empezó a preocuparse porque su hijo de nueve años no llegaba a la casa y había sido visto cuando pasaba por el mencionado terreno, por lo que temiendo por la vida de su menor hijo fue en busca de éste.
Comentó que en la búsqueda, a lo lejos pudo darse cuenta que el niño iba caminando solo y como ido, en el terreno donde se hace el cerro, por lo que lo empezó a gritar, sin embargo no reaccionaba, hasta que logró alcanzarlo, dándose cuenta que el pequeño llevaba la mirada perdida y no se le entendía lo que hablaba.
El infante logró sobrellevar este suceso y según narran, había sido jugado por duendes que habitan en el mencionado cerro y que sobre todo en el mes de noviembre hacen travesuras a quienes pasan por el lugar o tienen almas débiles