Paredes, techos y pisos destruidos de sus viviendas fue lo que les dejó el pasado sismo del siete de septiembre a los habitantes de El Espino, ubicado en la carretera Villahermosa a Frontera.
La comunidad está a la espera de alguna intervención oficial para que evalúe los daños y proponga medidas que garanticen su seguridad.
En un recorrido que Grupo Presente realizó los vecinos coincidieron que hoy viven con miedo, desesperación e insomnio porque después de ese día todo cambió en sus vidas, ya que cualquier réplica que sienten les atemoriza.
“Es lo único que tenemos para refugiarnos, son casas que hicimos con mucho esfuerzo”, apuntan.
En algunas de las paredes se pueden ver grietas que atraviesan las vigas, al igual que en los cuartos donde se afectó el piso, así como en los baños de las casas.
Según comentan los gastos ocasionados son por arriba de los diez mil pesos.
“Hemos sentidos algunas réplicas, y no sé cuánto pueda aguantar mi casa, ya que tiene cuarteaduras en varias partes, y temo que en cualquier momento pase una desgracia y afecte a mi familia”, indicó Adriana Ávalos.
El peligro es latente, y por esa razón, los habitantes solicitaron la intervención de Protección Civil para que acudan a esa ranchería con el fin de verificar los daños.
“No queremos una desgracia, porque no sabemos qué tan seguros estamos en nuestras viviendas, buscamos que alguien nos diga qué hacer y cómo hacerlo, porque la verdad no se puede ni dormir por el miedo, sobre todo por los ancianos y niños”, sostuvo la señora Mariela, una de las afectadas.