Al bajar el agua en la ranchería “La lima”, cientos de familias regresaron a su casa para iniciar con el proceso de limpieza; pero antes de ellos tiene que empezar a deshacerse de todo aquellos enseres domésticos que fueron cubiertos por agua, lodo y heces fecales.
Donde los cubrebocas fueron esenciales para los colonos para empezar a tolerar el hedor que despedían aquellos muebles que fueron cubiertos en su totalidad por el agua.
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“Todo lo que por año con mucho esfuerzo pude adquirir, se lo tengo que entregar a los señores del carretón de la basura para que se lo lleven” señaló Carlos Manuel Pérez Cruz quien se le ve cargando un colchón matrimonial para llevarlo al camión recolector.
Al interior de su casa; ubicado en el fraccionamiento “Los almendros” esta su esposa e hijos quienes con escobas, recogedores y trapeadores tratan de sacar y escurrir el lodo que tiene almacenado.