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Arqueología forense en Pompeya desmonta mitos
REVELACIONES GENÉTICAS
- La erupción del Vesubio en el año 79 d.C. cubrió Pompeya con cenizas y piedra pómez, congelando la ciudad en sus últimos instantes. Entre los restos quedaron las figuras humanas que, siglos después, arqueólogos del XIX transformaron en moldes de yeso. Durante mucho tiempo, estas siluetas alimentaron narrativas sobre lazos familiares, gestos finales y escenas íntimas.
Hoy, la ciencia está replanteando esas interpretaciones. Un reciente análisis de ADN antiguo ha revelado datos que cuestionan las lecturas tradicionales y muestran a Pompeya como un reflejo complejo y diverso del Imperio Romano.
Revelaciones genéticas
- Los moldes de yeso fueron clave para imaginar cómo vivían y morían los pompeyenses. Sin embargo, el ADN ha demostrado que muchas de esas suposiciones eran erróneas. Un caso emblemático es el de un adulto con brazalete de oro que sostenía a un niño: se pensaba que eran madre e hijo, pero los estudios confirmaron que no tenían parentesco. Otro ejemplo es el de dos personas halladas abrazadas, interpretadas como hermanas o madre e hija; la genética reveló que al menos una era hombre, desmontando las hipótesis previas.
Estos hallazgos evidencian que las imágenes cuentan parte de la historia, pero la genética aporta precisión y contexto.
Pompeya multicultural
El estudio también muestra que Pompeya era una ciudad diversa, con habitantes de raíces en el Mediterráneo oriental. Esto coincide con registros históricos que describen a Roma como un territorio dinámico, donde comerciantes, artesanos y migrantes se integraban en la vida local. La genética confirma que Pompeya fue un microcosmos multicultural del Imperio.
Nuevas rutas para la arqueología
Los avances en ADN antiguo están revolucionando la arqueología forense. Ahora es posible determinar parentescos, sexo biológico y hasta rastros de enfermedades, lo que permite cuestionar las interpretaciones románticas o familiares creadas en el siglo XIX.
Este cambio también impacta en los museos, que comienzan a replantear cómo presentan estas figuras, buscando narrativas más precisas y humanas.
Más allá de los mitos
Las nuevas evidencias permiten ver a las víctimas de Pompeya sin los filtros de nuestras expectativas modernas. Escenas como un hombre con un niño o dos personas abrazadas reflejan realidades diversas, recordándonos que la arqueología trata de personas, de sus vínculos y circunstancias.
En definitiva, el ADN no solo desmonta mitos, sino que humaniza a quienes vivieron sus últimos minutos bajo el Vesubio, invitándonos a reconstruir la historia con herramientas más completas y respetuosas.

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