CULTURA

NOTICIAS

CULTURA



05/10/202501:00 p.m.Autor: RedacciónFuente: Agencias

MARCO exhibe 50 años de obra de Gerda Gruber


La escultora Gerda Gruber celebra medio siglo de arte en México con una exposición en Monterrey

ESCULPIENDO REFUGIOS

La escultora Gerda Gruber, nacida en Bratislava en 1940 y marcada por la experiencia de la Segunda Guerra Mundial en Viena, celebra 50 años de residencia en México con la exposición más ambiciosa de su carrera: Entre verde y agua, presentada en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO).

La muestra reúne 113 piezas que recorren su trayectoria desde 1975 hasta obras inéditas creadas este año, incluyendo su primera incursión en el fieltro.

Gruber no se considera refugiada, aunque su historia personal está atravesada por la búsqueda de seguridad. "No soy una refugiada, soy inmigrante, aunque tenga mi corazón mexicano", afirma.

Su obra ha sido una constante exploración del concepto de refugio, desde esculturas que evocan úteros y semillas —espacios oscuros que protegen— hasta instalaciones vivas como Campo magnético, un conjunto de árboles que dan sombra a estudiantes en una secundaria de Yucatán.

La exposición en MARCO no solo es una retrospectiva, sino también una declaración de principios.

"Las bases son para héroes, no para mis esculturas. Estas pertenecen a la tierra", dice Gruber, quien ha optado por colocar sus piezas directamente sobre el suelo, buscando una conexión más íntima con el entorno.

La curadora Daniela Pérez destaca que la artista concibe la oscuridad como protección, alejándose de la estética de la "caja blanca" que domina muchos espacios museísticos.

Los materiales utilizados por Gruber son diversos: bronce, cerámica, piedra, basalto, porcelana, madera de tamarindo y nogal, acero y vidrio. Estos últimos dos la vinculan especialmente con Monterrey, ciudad que visitó durante más de 25 años y donde pudo experimentar con ellos.

"Mi influencia de esta región es la parte desértica, agresiva, muy dominante que me cuestiona cómo el hombre funciona dentro de esta posibilidad de existir", comenta.
  • Además de escultora, Gruber ha sido una figura clave en la enseñanza artística en México. Fundó el Taller de escultura en barro en la Academia de San Carlos y ha impartido clases en instituciones como la UNAM, ESAY, The Banff Centre y la Universidad de Calgary. Su enfoque pedagógico busca que los alumnos desarrollen su propio lenguaje artístico sin replicar el suyo: "El discípulo debe empezar a pensar por sí mismo".

La muestra también incluye dibujos, que para Gruber son herramientas de investigación más que obras acabadas.

"El dibujo me ayuda a ver más claro, a despejarme, a fijar ideas durante los cursos", explica.

Su relación con el color también es reflexiva: observa los cambios de luz y vegetación desde su terraza en Yucatán, donde vive a 25 kilómetros del mar. "Todo tiene su color natural, yo no maquillo", afirma.

Gruber recuerda que al llegar a México en 1975 encontró una rica tradición artesanal, pero poca escultura contemporánea en barro. Desde entonces, ha trabajado para preservar y evolucionar ese legado prehispánico. "Estoy tratando de que se conserve y prolongue lo que los prehispánicos empezaron y se ha logrado", dice.

  • La exposición en Monterrey es solo el inicio de una celebración más amplia. En 2026, Entre verde y agua llegará al Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, marcando un hito: 50 años después de su primera muestra en ese recinto. "Aquí tengo todo el desarrollo de las ideas que he tenido durante 50 años. No estoy enamorada de mi obra, porque quiero avanzar. Lo que me lleva a la próxima obra es el conocimiento", concluye.

Gruber sigue siendo inquieta, investigadora y profundamente conectada con la tierra que eligió como hogar. Su obra es testimonio de una vida dedicada a transformar el refugio en arte.


Loading...