Ciudad de México. —

GERMÁN LÓPEZ, EL MIGRANTE OAXAQUEÑO

• Que cambió la cocina por las fuerzas básicas del Chelsea.

Germán López Cervantes ha aprendido a medir el tiempo bajo jornadas exigentes y condiciones adversas. A sus 35 años, no sólo forma parte del cuerpo técnico de las categorías inferiores del Chelsea.

Uno de los clubes más importantes de Inglaterra, sino que también representa la historia de miles de migrantes que han tenido que desempeñar trabajos duros para abrirse camino lejos de casa.

Originario de Oaxaca, López Cervantes es actualmente uno de los pocos mexicanos vinculados al club londinense, junto al analista Bernardo Cueva, campeón del Mundial de Clubes.

Antes de consolidarse como entrenador, trabajó descargando ropa de tráileres en Portsmouth, cocinó en restaurantes, recorrió largas distancias en bicicleta para llegar a su empleo y pasó jornadas completas friendo pescado en locales de Fish & Chips. Fue en esos descansos, lejos de las canchas, donde confirmó que su destino estaba ligado al futbol.

Sin haber tenido una carrera profesional como jugador, Germán encontró en el deseo de formarse como entrenador una manera de enfrentar las desigualdades y adaptarse a una nueva cultura.

Desde Inglaterra, recuerda que la resiliencia es una característica marcada en los mexicanos que migran, forjada por la historia y la experiencia frente a la injusticia y la discriminación.

DE LA RUTINA LABORAL AL CAMINO DEL FUTBOL

Antes de emigrar, López Cervantes trabajó durante tres años en la Biblioteca Pública Central de Oaxaca. Aunque contaba con estabilidad laboral, la rutina lo llevó a cuestionarse su futuro.

Ese inconformismo lo impulsó a viajar primero por América del Sur y Europa, hasta llegar a Inglaterra mediante una plataforma digital que conecta voluntarios con familias anfitrionas.

Tras regresar a México y enfrentar cambios familiares, el futbol se convirtió en una opción real. Intentó abrirse paso como jugador en equipos de Tercera y Cuarta División, como Tigres Dorados, Alebrijes de Oaxaca y Ocotlán, pero nunca logró debutar en un partido oficial. Fue entonces cuando decidió explorar el camino de la dirección técnica.

A los 27 años, comenzó a investigar los requisitos para obtener licencias UEFA. Con apoyo económico de amigos, regresó a Europa para iniciar su formación, convencido de que ese sería su rumbo definitivo.

Cocina, migración y formación profesional

Durante su segunda estancia en Inglaterra, Germán conoció a quien hoy es su esposa, tuvo una hija y comenzó el proceso para regularizar su situación migratoria. Paralelamente, trabajó en un pequeño negocio de comida mexicana en Southampton, donde realizaba labores de preparación, venta y limpieza, incluso durmiendo en el local para ahorrar gastos.

Aunque tuvo la oportunidad de administrar el negocio, decidió no hacerlo. Su objetivo era claro: convertirse en entrenador. Aprovechando el modelo híbrido de formación de la Federación Escocesa, cursó en línea la licencia UEFA C, enfocada en categorías formativas, costeando sus estudios con préstamos y trabajos de largas jornadas.

LA OPORTUNIDAD EN EL CHELSEA

Tras aplicar a múltiples vacantes y cumplir con un periodo de prácticas, recibió la llamada que cambiaría su vida: el Chelsea le ofreció un periodo de prueba de 10 meses.

Durante ese tiempo, se encargó de detectar talento y trabajar con jugadores menores de 11 años, mientras continuaba combinando su desarrollo profesional con empleos físicos y el aprendizaje del idioma inglés.

Actualmente, el club le ha ofrecido un lugar formal en la academia, trabajando con niños de entre 7 y 11 años. Además, Germán busca obtener la licencia UEFA A, que le permitirá dirigir categorías Sub-12 a Sub-15, consideradas clave en la transición al futbol de alto rendimiento.

MIRADA AL FUTURO Y COMPROMISO CON MÉXICO

A pesar de estar inmerso en uno de los clubes con mayor prestigio del mundo, López Cervantes no pierde de vista sus raíces. De manera remota, colabora con una academia afiliada al Club Puebla en Oaxaca, aportando en temas de metodología, reglamentación y modelo de juego para el desarrollo infantil.

Reconoce que los técnicos mexicanos con experiencia en Europa son pocos, pero considera que pueden aportar una visión valiosa al futbol nacional. Más allá de lo económico, su interés es que se abran espacios para compartir conocimientos sobre formación, resiliencia y procesos de desarrollo.

Para Germán, el camino recorrido confirma una convicción: el mexicano está preparado para enfrentar cualquier escenario. La experiencia migrante, asegura, fortalece el carácter y permite competir en cualquier parte del mundo sin olvidar el lugar de origen.