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Chayanne cautiva al público mexicano con su música y carisma
RITMO Y CARIÑO
El llamado "papá de Latinoamérica" se presentó en el Palacio de los Deportes con el primero de cuatro conciertos en la capital mexicana.
"Mis hijos, lleguen temprano a casa el día de hoy... ¿Qué es eso de ver a Chayanne?"
Dijo en respuesta a los gritos de "¡Papi, papi, papi!" que el público coreaba.
"Quiero que lleguen temprano porque los quiero arropar y contarles un cuento"
Agregó, provocando otra tanda de gritos.
El concierto arrancó con un ligero retraso de 15 minutos, a las 21:15 horas, pero el ambiente comenzó desde antes. A las afueras del lugar, cientos de fans —en su mayoría mujeres— cantaban, compraban recuerdos y, las más aventadas, se casaban con él.
- Entre los puestos de mercancía sobresalía uno que ofrecía bodas exprés "con todo y acta de matrimonio".
Pero una vez que el público tomó sus asientos, las luces se apagaron y el intérprete salió al escenario, todo valió la pena. "Salomé", "Boom boom" y "Provócame" abrieron un show que tuvo de todo:
- Baile, sabor, risas, momentos emotivos y hasta invitados especiales, pues entre los más de 20 mil asistentes llamó la atención la presencia del actor Julián Gil.
"¡Mi gente bonita de México lindo y querido! Qué placer, de verdad, es un orgullo estar aquí. Gracias por acompañarme, esta noche ustedes mandan y yo obedezco"
Expresó el cantante entre los aplausos y piropos de sus seguidoras.
La parte más romántica estuvo compuesta por "Cuidarte el alma", "Tu pirata soy yo" y "Lo dejaría todo", esta última una de las canciones que más emocionó a la gente.
Con un mar de luces de celulares de fondo, Chayanne se tomó el tiempo para disfrutar del recibimiento y las ovaciones que sus "hijos" le regalaban tras cada interpretación, algo que lo conmovió enormemente:
"Gracias por su apoyo, por sus likes, cada mensajito que mandan, cada canción que escuchan... sientan que estoy al ladito cantándoselas"
Dijo.
Los ánimos llegaron a tope con "Bailando bachata", cuando eligió a una fan para subir al escenario y compartir unos pasos con él.
Cada movimiento de cadera, cada sonrisa pícara, cada paso de baile era respondido con una ola de gritos, piropos y besos al aire que el artista atrapaba, agradecía y devolvía coqueto a la cámara.
"Madre tierra", "Tiempo de vals" y "Torero" pusieron fin a una noche que se sintió como un auténtico abrazo de papá: cálida y alegre.
Cuando el último acorde sonó y Chayanne lanzó su despedida, las luces se encendieron y el público cayó en cuenta de que, más que un concierto, aquello había sido una terapia familiar que muchos resumieron con una sola frase:
"¡Qué conciertazo!".

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