"Fue un agarrón evidente" de trasero, asegura Taylor Swift en el juicio

Eso dijo mientras respondía a preguntas del abogado de Mueller, Gabriel McFarland. "Soy crítica con su cliente por meter la mano debajo de mi falda y agarrarme el culo", indicó con tono firme. "Se mantuvo pegado a la piel desnuda de mi nalga mientras me alejaba de él. (Su mano) no me dejaba ir", detalló al jurado.

Poco a poco fue desmontando la línea de argumentación del letrado, que esgrimió una foto de Swift con Mueller y su novia de entonces, Shannon Melcher, en la que aparecen sonrientes y sin que haya nada raro en apariencia. Pero la cantante de Pennsylvania no se dejó amedrentar. "Esta es una foto de su mano debajo de mi falda, con su mano en mi culo", dijo. "Me puedes preguntar un millón de preguntas y nunca voy a decir algo distinto".

McFarland miró a la foto y argumentó que su falda no parecía levantada en la imagen. "Porque mi culo está localizado en la parte trasera de mi cuerpo", indicó Swift con ironía, además de ratificar que no siente culpa alguna por el despido del DJ tras dar cuenta de lo ocurrido a su emisora y presionar para que loe echaran. "No voy a permitirte ni a ti ni a tu cliente que me hagan sentir que esto es mi culpa de alguna forma porque no lo es", añadió. "Me están culpando por los desafortunados eventos de su vida que en realidad son producto de sus decisiones y no de las mías".

Mueller, por su parte, se ha defendido desde un principio, explicando que le puso la mano en la cintura a la cantante, quizá rozar su mano o su mano, pero eso es todo. A la pregunta de si la agarró por el trasero la respuesta fue contundente. "No lo hice".

De hecho, fue el propio DJ el que inició acción legal contra Swift por haber perdido su trabajo, por el que cobraba 150.000 dólares al año. "Me costó mi carrera, mi pasión, mis ingresos", afirmó. Mueller supo de la reacción ante lo que había hecho unos momentos después, cuando se le acercó un miembro del equipo de seguridad de Swift para echarle del recinto, el Pepsi Center de Denver, y prohibirle la entrada a sus conciertos en el futuro.

Ahora Mueller quiere una compensación económica y "aclarar" su nombre. "Es una experiencia humillante el ser acusado de algo tan despreciable". Difícil lo tendrá teniendo en cuenta el testimonio de Swift, aunque no haya una sola prueba contundente de lo sucedido.

Puede que ayude también la declaración de la madre, que dijo que le entraron ganas de "vomitar y llorar al mismo tiempo" cuando su hija le compartió lo sucedido entre cajas del pabellón.

En el caso de Swift parece más una cuestión de dignidad que de dinero. Solo el año pasado, la artista de 27 años ingresó 44 millones de dólares, según Forbes. Su intención es dar una lección al tipo que le metió mano. Espera que el juicio "sirva de ejemplo para otras mujeres que quizá no denuncien públicamente actos indignantes y humillantes parecidos a este".