Nunca me propuse ser un poeta: Francisco Magaña

Debemos mantener alerta el sentido de asombrarnos, de gozar comentó el poeta

Octavio Paz dijo a propósito de Eduardo Lizalde que “la aparición de un poeta verdadero tiene algo de milagroso”. Quizá el milagro inicia cuando se da el encuentro entre el objeto y el artista, una cita abrumadora, un choque infranqueable que urge al poeta hacia el verso. Surge un poema: “He aquí la cosa para nombrar, poeta:/nombre del pan que tiembla ante el cuchillo,/del cuadro que en el terremoto/altera el ojo y el pincel,/del crimen y el asado de ternera”, escribe el ya citado Lizalde frente a ese mundo cosificado por el lenguaje (Cada cosa es Babel,1966). El trayecto, festivo y placentero u oscuro y sinuoso, sólo lo conoce quien lo transita: un poeta verdadero, Francisco ‘Chico’ Magaña.

Nunca me propuse ser un poeta: Francisco Magaña

De joven, de pronto surgió la necesidad de leer, de estar mar adentro; nunca estuve en cuestiones de competencia multitudinaria, siempre fue más hacia adentro, de retraerme, de buscar oportunidad para estar solo, para estar leyendo. Esa sensibilidad no sé de dónde venga pero hay una predisposición a todas las manifestaciones artísticas. El estado que se requiere para leer poesía, un estado de recogimiento, de reposo. Te das cuenta que puedes leer un poema ahorita y en algún estado posterior jalas el poema y lo lees y te va a decir siempre otra cosa, es lo difícil porque entra uno a otras instancias, a otras atmósferas. Luego el problema es regresar aquí; el problema es volver a la realidad, a las cosas prácticas, al trabajo, a buscarle, porque hay una sensibilidad por ahí que todos tenemos y a todos se les manifiesta en diferente disciplina, sean artísticas o no. Alguien que se emociona pescando, qué a todo dar. Es lo que decía Baudelaire: hay que vivir borracho, embriagado de mujeres, de luz, de poesía, de todo; con esa necesidad de asombrarnos para que esto valga la pena.

¿Cuál es el recuerdo más nítido de sus primeras experiencias como poeta? Me pregunto si en algún momento vio en usted mismo un talento o capacidad particular, que le haya permitido seguir escribiendo con mayor seguridad...

Nunca me propuse por ejemplo algo como ser poeta. Lo más elemental, lo más original era: esto que hago me gusta, no sé si esté bien o esté mal. Luego se da la oportunidad de publicar un libro. En un año salen mis tres primeros libros y alguien me dice: fíjate que hay una beca, yo no tenía ni idea yo estaba ahí en mi pueblo, en Comalcalco. Trabajaba y me compraba libros, iba a México compraba un libro y regresaba, entonces de pronto iba a México a entregar una reseña que había escrito, un maravilloso libro de David Huerta, entonces fui a ver a David, a conocerlo. Alguien me dijo, y como ya tenía tres libros publicados fue inmediata la cosa, ya conocí a otros autores, los tutores. Vicente Quirarte. Ya se va uno empapando; pero sí, siempre he tratado de mantenerme al margen de la cuestión pública. Creo que la lectura y sobre todo la poesía lo que necesita es eso, la lejanía en un cierto estado de reposo para poder compenetrarse bien a lo que te está sugiriendo el poeta.

Sabemos que es pintor, ¿cuál es el vínculo entre la poesía y la pintura?

De pronto, en una ocasión sale mi esposa con mi hijo, y yo me quedo y siento una necesidad imperiosa de ver colores, de ver manchas. Tenía años que dibujaba, con muchos amigos pintores. Yendo a sus talleres en México, en ese mundo, en galerías. Encontré una acuarela, unos cuadernos; me puse a pintar, a dibujar. Me dio una satisfacción tremenda; al día siguiente, compulsivo como soy, estaba aquí en Villahermosa. Vine a comprar óleos, acrílicos, telas, todo. Entonces empezó esa otra forma de expresar con colores lo que intento decir en poesía.

Se sabe que tiene una inclinación importante hacia el pensamiento místico o religioso, ¿cómo podemos relacionar la poesía, la pintura y un ser superior, Dios?

Sí, se dan en el mismo en el mismo estadío. Tanto la escritura, la contemplación de una obra o la creación de una obra y la oración, tienen para mí esa misma importancia, esa misma magnitud, ese mismo choque interno, o escuchar música clásica. En el camión no escucho precisamente música clásica (risas) pero bueno, como un sustituto. Al final de cuentas se mantiene alerta ese sentido de asombrarse, de gozar; aunque también se nos va, porque está uno más en la frecuencia de lo rápido. Hay momentos en los que no puede uno dedicar 15 minutos, media hora a darle gracias a Dios, quienes creemos; o a leer un poema, una página de una novela, escuchar una música, algo que yo me regale.

Trayectoria destacada

Francisco ‘Chico’ Magaña es editor, escritor y pintor*Nace en 1961 en Tabasco

*Poeta y traductor

*Becario del FONCA en los años 1990, 1994 y 1996 como nuevo creador, y del FOECA-Tab. en 1993, 1996 y 2000 para creadores con trayectoria

*Premios: Regional José Gorostiza, Juegos Florales Cd del Carmen, Tierra de Imágenes, Nacional de Poesía Carlos Pellicer Cámara, José Carlos Becerra, Internacional de Poesía Jaime Sabines, etc.

*Colaborador de la revista literaria Letras Libres.




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