"Habemus Papam"

"YA HAY PAPA"

• Robert Francis Prevost, de 69 años, fue elegido este jueves como el nuevo líder de la Iglesia católica, adoptando el nombre de León XIV. Se convierte así en el primer papa en la historia con ciudadanía tanto estadounidense como peruana, reflejo de su vida entre ambos países: nacido en Chicago, desempeñó su labor pastoral como misionero y arzobispo emérito en la ciudad de Chiclayo, en Perú.

La elección de Prevost se dio tras dos días de votaciones en el cónclave más grande y diverso en la historia de la Iglesia, con la participación de 133 cardenales electores provenientes de cinco continentes y más de 70 países.

El proceso tuvo lugar en la Capilla Sixtina y culminó con la tradicional fumata blanca, que fue recibida con júbilo por miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Al sonido de las campanas de la basílica, la multitud rompió en vítores, ondeando banderas de diferentes naciones y coreando: "¡Viva el papa!".

Prevost sucede al papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años, tras un pontificado de 12 años marcado por su énfasis en la justicia social, la defensa de los migrantes y la crítica a las estructuras rígidas de la Iglesia.

Aunque Francisco nombró a la mayoría de los cardenales que votaron en este cónclave, su sucesor no necesariamente representará una continuidad, ya que uno de los grandes dilemas era si se elegiría a un pastor cercano al pueblo o a un diplomático con visión institucional.

En sus primeros pasos como pontífice, León XIV pasó por la llamada Sala de las Lágrimas, donde, según la tradición, los nuevos papas se enfrentan en soledad a la magnitud del encargo que asumen.

Allí se vistió con su sotana blanca antes de ser presentado al mundo desde el balcón de la basílica vaticana. En los próximos días, se espera que celebre una misa de investidura ante líderes políticos y religiosos internacionales, además de pronunciar su primera homilía pública, donde delineará sus prioridades.

Los desafíos que esperan a León XIV son complejos y de múltiples frentes. Dentro de la Iglesia, deberá hacer frente a crisis estructurales como los escándalos de abuso sexual, la falta de vocaciones sacerdotales y el papel de las mujeres en la jerarquía eclesiástica.

En el plano internacional, su pontificado coincide con un panorama geopolítico incierto, marcado por el ascenso de gobiernos populistas, conflictos armados y el impacto creciente de la crisis climática.

A pesar de que los detalles del cónclave permanecerán en secreto, como es costumbre, se sabe que el nuevo papa obtuvo al menos dos tercios de los votos necesarios para ser elegido. Su elección representa no solo un cambio de liderazgo, sino un momento de relevancia histórica y simbólica para la Iglesia católica global.

Como señaló un joven feligrés en Roma, "es un evento que marca época y tiene peso más allá de lo religioso".