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Microchip retinal ayuda a recuperar visión
UNA ESPERANZA
Un avance revolucionario en medicina y tecnología ha permitido que 84 % de pacientes con ceguera recuperen parcialmente su visión gracias a un implante ocular electrónico llamado PRIMA, desarrollado con inteligencia artificial. El dispositivo, de tamaño milimétrico, representa una esperanza tangible para personas con degeneración de retina y otras afecciones visuales severas.
- PRIMA es un microchip retinal que se coloca detrás del ojo y se conecta con una gafa inteligente externa, equipada con una cámara y un procesador de IA. La cámara capta imágenes del entorno, las convierte en señales eléctricas y las transmite al implante, que estimula las células restantes de la retina para generar una percepción visual en el cerebro.
Este sistema permite a los pacientes reconocer formas, objetos, letras y movimientos, incluso si antes no podían distinguir luz de oscuridad. Los ensayos clínicos realizados en Europa y Estados Unidos han mostrado resultados prometedores, con mejoras significativas en la autonomía y calidad de vida de los participantes.
La IA integrada en el sistema PRIMA permite adaptar las señales visuales a las capacidades individuales de cada paciente, optimizando el contraste, la nitidez y la velocidad de procesamiento. Además, el dispositivo puede aprender patrones de uso, ajustarse a diferentes entornos y mejorar con el tiempo mediante actualizaciones de software.
El implante está diseñado principalmente para personas con degeneración macular asociada a la edad (DMAE), retinitis pigmentosa y otras enfermedades que afectan la retina pero conservan parte del nervio óptico. Aunque no restaura la visión natural, permite una percepción funcional que facilita tareas cotidianas como leer, caminar o reconocer rostros.
La empresa desarrolladora, en colaboración con centros oftalmológicos de México, planea iniciar ensayos clínicos en América Latina en 2026, con el objetivo de accesibilidad progresiva y adaptación a contextos locales. También se estudia su aplicación en pacientes jóvenes con pérdida visual congénita.
Este avance marca un hito en la medicina personalizada, donde la tecnología y la neurociencia convergen para redefinir los límites de la discapacidad visual.

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