Misterios tras la erupción del volcán de Tonga que ocasionó un Tsunami
Algunas pistas que causaron las explosión pueden provenir de la química de las rocas que se enfriaron a partir de la lava en erupciones pasadas
"Todo lo que se ha visto hasta ahora en esta erupción es extraño", dice Janine Krippner, vulcanóloga del Programa de Vulcanismo Global del Smithsonian en Estados Unidos.
Como se ve en las imágenes satélite, con la catástrofe del pasado 15 de enero, sólo dos pequeños afloramientos de roca delatan ahora a la bestia que acecha bajo las olas. Pero ya sea dentro de semanas o años, el volcán volverá a resurgir.
La tremenda energía de esta última explosión, la NASA calcula que equivale a entre cinco y seis millones de toneladas de TNT, no se parece a ninguna otra en las últimas décadas. La erupción envió un tsunami a través del Océano Pacífico. Desató una explosión sónica que dio la vuelta al mundo dos veces. Envió un penacho de ceniza y gas a la estratosfera a unos 30 kilómetros de altura, con algunas partes alcanzando hasta 54 kilómetros de altura y lo más sorprendente es que, todos estos efectos se produjeron en tan sólo una hora de furia volcánica.
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Algunas pistas pueden provenir de la química de las rocas que se enfriaron a partir de la lava en erupciones pasadas. En un nuevo estudio publicado en la revista Lithos, los científicos han descubierto diferencias clave entre el material erupcionado de las explosiones pequeñas y las grandes, y ahora sienten curiosidad por lo que podría revelar la química de este último evento.
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Los científicos esperan ahora estudiar la química de la roca recién erupcionada para ver qué puede decirnos sobre este último evento. "Será interesante ver qué registran los cristales", dice Marco Brenna, vulcanólogo de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) y autor del nuevo estudio de Lithos.