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Ciudadanos naturalizados ante políticas migratorias en EU
INCERTIDUMBRE
Ciudadanos naturalizados en Estados Unidos expresan temor e incertidumbre ante las nuevas políticas migratorias impulsadas por Donald Trump, pues temen interrogatorios, detenciones e incluso la posibilidad de perder su ciudadanía.
Personas que obtuvieron la ciudadanía tras años de residencia legal y cumplir con los requisitos sienten que su estatus, antes considerado seguro, ahora podría ser cuestionado.
Medidas migratorias más estrictas: Las políticas recientes incluyen mayor escrutinio sobre antecedentes, revisiones de procesos de naturalización y la posibilidad de abrir casos de "desnaturalización" en situaciones específicas.
Dauda Sesay, refugiado de Sierra Leona que se naturalizó tras casi una década en un campo de refugiados, relató que la promesa de seguridad y estabilidad que lo llevó a convertirse en ciudadano ahora se siente frágil.
- Naturalizados reportan que cargan con su pasaporte estadounidense incluso dentro del país, por miedo a ser cuestionados sobre su estatus.
- Desnaturalización: Expertos señalan que, aunque es un proceso raro, las políticas actuales podrían facilitar que el gobierno retire la ciudadanía en casos considerados "fraudulentos" o de seguridad nacional.
- El derecho al voto y la estabilidad legal —pilares de la ciudadanía— se perciben como vulnerables bajo un clima político adverso.
Académicos y abogados migratorios advierten que la ciudadanía, que debería ser un vínculo permanente entre el individuo y el país, se está viendo como un estatus condicional sujeto a cambios políticos.
"Este no es el EE.UU. en el que creía cuando puse mi mano sobre el corazón", expresó un inmigrante naturalizado, reflejando la decepción y el miedo que comparten muchos.
Los ciudadanos naturalizados en EE.UU. viven un momento de incertidumbre: lo que antes era considerado un estatus definitivo ahora parece frágil frente a las nuevas políticas migratorias de Trump.
Aunque la desnaturalización sigue siendo poco común, el solo hecho de que se discuta genera ansiedad y cuestiona la confianza en la promesa de seguridad que la ciudadanía debería garantizar.

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