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21/05/202511:59 p.m.Autor: Agencias Fuente: Agencias

Una amenaza silenciosa


El estrés y su impacto en la hipertensión arterial

RIESGO DE HIPERTENSIÓN

La hipertensión arterial es uno de los problemas de salud más comunes y peligrosos a nivel mundial, afectando a millones de personas. Si bien su desarrollo está influenciado por factores genéticos, hábitos alimenticios y el nivel de actividad física, el estrés es un elemento clave que puede contribuir significativamente a su aparición y agravamiento.

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de peligro o presión. Sin embargo, cuando se vuelve crónico, puede generar efectos negativos en el organismo, incluyendo la presión arterial elevada. Esto sucede debido a varios mecanismos fisiológicos:

  • Liberación excesiva de hormonas del estrés Cuando una persona se encuentra bajo estrés continuo, su cuerpo libera mayores cantidades de cortisol y adrenalina, hormonas que hacen que el corazón lata más rápido y que los vasos sanguíneos se contraigan, elevando la presión arterial.
  • Alteraciones en el sistema nervioso autónomo El estrés prolongado puede desequilibrar el sistema nervioso simpático, responsable de regular funciones como el ritmo cardíaco y la dilatación de los vasos sanguíneos. Este desbalance puede contribuir a niveles de presión arterial consistentemente altos.
  • Impacto en hábitos diarios Las personas bajo altos niveles de estrés tienden a adoptar hábitos poco saludables, como el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, el sedentarismo, el tabaquismo o el abuso de alcohol, factores que aumentan el riesgo de hipertensión. 


Si el estrés no se gestiona adecuadamente, el riesgo de desarrollar hipertensión crónica aumenta considerablemente. Algunas de sus consecuencias incluyen:

  • Mayor probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares como infartos y accidentes cerebrovasculares.
  • Daño en órganos vitales como los riñones y el cerebro debido al esfuerzo prolongado de los vasos sanguíneos.
  • Problemas psicológicos como ansiedad y depresión, afectando la calidad de vida.

Dado el impacto del estrés en la presión arterial, es fundamental adoptar medidas para manejarlo eficazmente:

  • Técnicas de relajación: La meditación, el yoga y los ejercicios de respiración profunda pueden reducir los niveles de cortisol en el cuerpo.
  • Ejercicio regular: La actividad física no solo reduce el estrés, sino que también mejora la salud cardiovascular y ayuda a regular la presión arterial.
  • Alimentación saludable: Consumir una dieta rica en frutas, verduras y alimentos con bajos niveles de sodio contribuye al control de la presión arterial
  • Gestión emocional: Buscar apoyo psicológico, practicar la comunicación asertiva y establecer límites pueden ayudar a minimizar el estrés.

El estrés, aunque en ocasiones inevitable, puede convertirse en un factor de riesgo significativo para la hipertensión arterial si no se maneja adecuadamente. Adoptar estrategias de control y llevar un estilo de vida saludable no solo protege el corazón, sino que mejora el bienestar general.

Prevenir es la clave para reducir los efectos adversos del estrés en la salud cardiovascular y garantizar una mejor calidad de vida.



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