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Uruguay está de luto.
MUERE EXGUERRILLERO
- José "Pepe" Mujica falleció a los 89 años, según confirmó el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi. Aunque en enero ya había expresado su decisión de retirarse con la frase: "Hasta acá llegué", su despedida no fue inmediata ni sencilla.
Sobrevivió a múltiples adversidades, desde recibir seis balazos y necesitar 12 litros de sangre, hasta pasar una década confinado en condiciones inhumanas por la dictadura militar, donde según sus palabras, "me dediqué a recordar para no volverme loco".
Fue elegido presidente en 2010, obteniendo cerca del 55% de los votos, y se convirtió en una figura admirada internacionalmente por su austeridad. Mujica reconocía sus límites con ironía:
"Yo me dediqué a cambiar el mundo y no cambié un carajo, pero estuve entretenido y le di un sentido a mi vida. Moriré feliz".
El cáncer lo fue debilitando y, tras un tratamiento intenso de radioterapia, decidió dejar de luchar: "Me dieron 31 bombazos a las siete de la mañana todos los días. Lo hicieron mierda [al cáncer], pero me dejaron un agujero así".
Nacido en 1935 en un hogar humilde, desde joven se involucró en la lucha social. En los años 60 se unió a la guerrilla tupamara. Fue encarcelado varias veces, incluyendo su participación en la fuga masiva de Punta Carretas en 1971. Durante su aislamiento, logró mantenerse cuerdo, como relató:
"Nos tocó pelear con la locura... y triunfamos: no quedamos lelos".
A pesar de las secuelas físicas y emocionales, no buscó venganza:
"Opto por una posición más inteligente y menos sentimental. Por eso no usé el poder para condenar a los milicos".
Como presidente, impulsó políticas progresistas y desafió la idea del poder tradicional. Vivió con modestia en su chacra y rechazó el lujo:
"Dicen que soy un presidente pobre. Pobres son los que precisan mucho. Yo aprendí a vivir liviano de equipaje".
Su historia de amor con Lucía Topolansky comenzó en la clandestinidad y duró toda la vida. "Si estoy vivo es porque está ella", dijo Mujica poco antes de morir.
En su despedida del Senado en 2018, escribió que se retiraba por "motivos personales y cansancio del largo viaje".
Consciente del final, expresó con claridad:
"Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso".
Deseó descansar bajo una secuoya en su chacra, junto a su perra Manuela, y cerró su historia con un simple: "Y ya está".
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