… Y no aprenderán

… Y no aprenderán

¿Qué se puede esperar de un instituto político, como el Partido Revolucionario Institucional, el cual dejó de ser opción de gobierno para la voluntad popular traicionada por los reiterados engaños de prosperidad, por ese retórico compromiso de campañas que nuca llegó cuando menos en los recientes 36 años del neoliberalismo? Un partido que tuvo el poder absoluto de la gobernanza, ese que por retenerlo mediante el fraude se adjudicó triunfos arrebatados al adversario.

Hace 30 años, exactamente el dos de julio de 1989, esa metamorfosis del PRI-Gobierno ya no pudo más revertir un aplastante resultado en Baja California que con el 52.3 por ciento, 204 mil 120, votos, eligió a Ernesto Ruffo Apel, candidato de Acción Nacional, para ser él ese primer gobernador de oposición en la historia del país.

Un año antes, Andrés Manuel López Obrador en 1988 emprendió desde el sureste mexicano, en su natal estado de Tabasco, una lucha democratizadora sin freno alguno pese a los fraudes e intentos por borrarles de la esfera pública hasta que en su tercer proceso electivo federal, el uno de julio de 2018 abanderado por Morena y coaligados, resultó elegido por el 53.19 por ciento, 30 millones 113 mil 483 votos, que igual no dejaron duda alguna del apoyo sin precedente que le hizo hoy Presidente de México.

Este ente ideológico que fundado ancestralmente por Plutarco Elías Calles como PNR a la vuelta de tres décadas en los recuentes comicios lo perdió literalmente todo, desde el cargo de la primera magistratura del país, las nueve gubernaturas en competencia, el Congreso de la Unión y la generalidad de los locales, además de presidencias municipales. Un repudio general que se aletargó hasta ahora.

En la alternancia perdió incluso las entidades con mayor peso socioeconómico al igual que electoral; a saber, Veracruz, Chiapas, Yucatán Tabasco –éstas del sur y sureste-, Puebla, Ciudad de México, Morelos, Guanajuato y Jalisco. Morena, Acción Nacional y Movimiento Ciudadano se alzaron con la respectiva victoria.

Dos años atrás, con el experimentado Manlio Fabio Beltrones Rivera en la dirigencia nacional se negó aquel 2016 a aceptar perder al mismo Veracruz, Puebla, así como Quinta Roo, Durango, Aguascalientes, Chihuahua y Tamaulipas, a manos de los panistas aliados con el PRD, dupla que se hizo también en 2017 de Nayarit. Antes, en 2015 sufrió la derrota de Querétaro y Nuevo León, en su caso con el independiente Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco.

Durante el lapso de estos 30 años ese al que se autodenominó como el “partidazo”, y aún así se resisen a mantenerse como tal sólo conserva bajo su jurisdicción 13 de las 32 entidades federativas del país, entre las única sobresaliente figura Estado de México que pese a las acciones contrarias a la legalidad retuvieron con las uñas en una elección cerrada que debió ser anulada por la evidente injerencia del gobierno federal.

El Partido Revolucionario Institucional, con las posiciones de la ecuación política invertidas, ahora minoritario ha pasado en lo absurdo del orgullo a ser en los hechos como aliado de un Congreso de la Unión, las cámaras del Senado y Diputados, para dar viabilidad a todas las leyes y reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Yeidkol Polensky, presidenta nacional del Morena declaró en público que se escucha mejor Primor que PRIAN, en alusión a la cordial colaboración y el entendimiento entre ambos partidos políticos: PRI y Morena, para llegar a acuerdos que transiten hacia los temas prioritarios del proyecto de la Cuarta Transformación impulsado por el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Ahora bien, su aspiración por regresar a ser poseedor del mando presidencial mexicano se avizora casi imposible en los subsecuentes procesos electorales de renovación de gobierno, aun cuando en un principio se planteó la posibilidad de cambiar de nombre, pero sus liderazgos con una negativa reputación no le ayudarían en lo absoluto. Más de lo mismo.

Por el contrario, la que fuese su militancia además de simpatizantes le han renunciado, sumados a éstos la red clientelar que coaccionados le votaban encontraron la libertad para irse con quien sí le ofrece ese bienestar usado como carnada.

La vergüenza

       

En Tabasco bastó el trecho entre 2012 y 2018 cuando perdieron por vez primera la gubernatura a manos del PRD y fueron derrotados otra vez aquí sí absolutamente todo por Morena.  Excepto las municipalidades de Jonuta y Emiliano Zapata, en la entidad aplicó la convocatoria al elector de votar seis de seis, motivados con López Obrador en la presidencial.

Literal, el PRI fue borrado de todos los eslabones de la gobernanza federal y en particular tabasqueña; desde la gubernatura, las 21 diputaciones por el principio de mayoría relativa, 15 de las 17 presidencias municipales, las seis diputaciones federales y las fórmulas al senado de la República se las adjudicó Morena.

El priismo en su orgullo se quedó con las ‘migajas’ de una que otra regiduría y una bancada de 5 diputados plurinominales. Su candidata a gobernadora es considerada capaz, pero el lastre de Enrique Peña Nieto no le ayudó.

La clase política que gobernó a esta entidad durante 84 años creyó que el mando de la gobernanza sería eterna; sin embargo en los juegos del poder no entendieron esas señales que indicaron ya no ser los únicos sino que ya había emergido una verdadera oposición.

Desde entonces el electorado empezó a darle el valor de optar emitir su voto por una fuerza política diferente de la que venía haciendo por generaciones; la alternancia creciente llegó para quedarse, primero polarizada por el PRI y PRD hasta que este 2018 se impuso el seis de seis de Morena.   

Bitácora

La ex gobernadora yucateca Ivonne Ortega Pacheco levantó la mano ante el anuncio de la presidenta del PRI, Claudia Ruiz Massieu, que la renovación se llevará a cabo por consulta a las bases, con lo que queda de militancia… Aún no asimilan que ahora ellos son también de la chiquillada.

eduhdez@yahoo.com