OPINIÓN

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2024 presidencial: contra la política del encono y la ignorancia
05/12/2022

Cuando hoy se revisa con detalle la argumentación realizada por políticos en los medios de comunicación

En busca de concordia y los asesores perdidos 

Cuando hoy se revisa con detalle la argumentación realizada por políticos en los medios de comunicación, un contraste resulta significativo: gana la política del encono y la ignorancia, pierde la política de la concordia y la seriedad de las propuestas. 

Si así va la arena pública a finales del 2022, imaginemos cómo será la contienda presidencial del 2024. Por previsible lógica electoral, los actores políticos tendrán que ser extremistas en sus pronunciamientos, para diferenciarse de sus contrarios. Más allá de ideologías: pronunciamientos explosivos. De nuevo, la democracia mexicana será puesta a prueba.     

El encono forma parte de la polarización política que tiene hondas raíces sociales. Este escenario viene de lejos. La historia de México se antoja excluyente y dramática: por un lado, las élites copiaron modelos externos y los aplicaron sin concurso popular. Por otro lado, cuando la pobreza y desigualdad se agudizaron, el estallido popular barrió con todo y hubo que reconstruir sobre ruinas. De ahí la importancia democrática de las urnas, para procesar de manera pacífica las diferencias. Eso ocurrió en 2018 y, por supuesto, sería deseable que 2024 tuviera un desenlace sin conflictos poselectorales (más allá de quien resulte ganador).

Pero el encono y la ignorancia no parecen buena fórmula para la república y la contienda electoral de 2024. ¿Cómo estar a la altura de lo que México exige para enfrentar problemas a partir del consenso certificado en las urnas? Los políticos tendrán que bajar el tono polarizador y los ciudadanos exigir que la ignorancia no defina pronunciamientos y estrategias de acción en la vida pública.

Habrá mucha chamba para los eventuales candidatos y sus asesores en 2024.                                     

Lecciones de la historia: la voz de Fuentes

Era enero de 2012 y Carlos Fuentes fue entrevistado por la BBC de Londres.  Dijo sobre Enrique Peña Nieto: “Tiene derecho a no leerme. A lo que no tiene derecho es a aspirar a la presidencia de México desde la ignorancia”. Es problema que se repetirá en 2024 con los aspirantes presidenciales. Fuentes no dejó títere con cabeza: llamó “izquierda antigua” a la encabezada por López Obrador, guiñando un ojo al entonces derrotado y progresista Marcelo Ebrard; por el lado panista, Fuentes señaló “dos sexenios perdidos” y criticó las formas de Felipe Calderón para encarar la lucha contra el crimen organizado. Su diagnóstico final fue demoledor: “Los problemas de México son muy grandes y la política es pequeña”. 

La preparación política y técnica para ejercer el poder es asunto que estará otra vez en juego, aunque no hay que confundir los posgrados académicos con la excelencia gubernamental. Ya se vio en la accidentada edad de oro neoliberal 1982-2018. De cualquier modo, hay comentaristas que juzgan secundarios estos aspectos: explican, por ejemplo, que si un político no es buen lector “se debe a la falta de tiempo, por ocuparse en otras actividades estratégicas”. Lo que no ha sido materia de discusión, desde esta óptica del comentario político, es la capacidad que tendría un presidente mexicano sin sustancia para alternar con políticos ilustrados como Barack Obama (Doctor en Derecho por Harvard), la alemana Angela Merkel (Doctora en Física) o el francés Nicolás Sarkosy (abogado por la Universidad de Nanterre, París), como lo planteó Carlos Fuentes en 2012 a la BBC. Si me lo permite, sigo con el tema en la próxima entrega. 




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