21 de octubre, a 174 años; ni perdón ni olvido

El 21 de octubre de 1846, hace 174 años, en la boca del Grijalva, apareció una escuadra de guerra norteamericana al mando del Comodoro Matthew Calbraith Perry

El 21 de octubre de 1846,  hace 174 años, en la boca del  Grijalva, apareció una escuadra de guerra norteamericana al mando del Comodoro Matthew  Calbraith Perry, que un práctico de Frontera, creyó que eran mercantes, y fue a guiarlos, descubriendo que eran de guerra y viendo ellos que nuestro puerto carecía de guarnición, desembarcaron en él y lo tomaron.

Enterados en la entonces San Juan Bautista de esta invasión, el  gobernador y jefe militar de la plaza, el ilustre Coronel Don Juan Bautista Traconis Rodríguez, tomó todas la medidas a su alcance para defender la ciudad, y fue en la mañana del 25 de octubre de 1846 cuando arribó la escuadra de guerra norteamericana frente a nuestra ciudad, e impusieron un ultimátum para que se rindiera la plaza. El coronel Traconis  respondió que nuestra metrópoli  no se rendía y que sería defendida  hasta con la misma vida por  sus habitantes.

Durante los días 25 y 26 de octubre de 1846, nuestra ciudad fue inmisericordemente bombardeada e incendiada por la escuadra norteamericana, al mando del comodoro Matthew  Perry,  que con todo y su destacamento de 2 mil 250 hombres, y su flota entre ellos el “Mississippi”, el “Vixen”, ,el “Maclane”, las goletas “Bonit”, “Fortune”, “Nonata”, y  otros de apoyo,  no pudo tomar nuestra capital, desatendiendo además las gestiones de los cónsules de España, Inglaterra y Alemania que en aquel entonces aquí residían, y que trataron de evitar la destrucción, incendio y saqueo de la ciudad.

Nuestra capital  fue defendida con gran bizarría y en esta primera batalla de Tabasco, murió un cadete hijo del comodoro Perry, quien tuvo que batirse en retirada con el cadáver de su primogénito a cuestas.

La falta de auxilio del gobierno central y las  intrigas locales, hicieron que el Coronel Traconis dejara nuestra ciudad, y que ante la falta  de su liderazgo, esta sucumbiera, temporalmente, ocho meses después.

El 16 de junio de 1847, se presentó frente a la  entonces San Juan Bautista otra escuadra norteamericana, pero ahora con más armamento y más barcos, pero con nuevas estrategias: desembarcaron tropas en Acachapan y  atacaron por tierra y río. Nuevamente bombardearon, incendiaron  y saquearon nuestra ciudad, que en esta ocasión sí fue tomada, por lo que los poderes hubieron de trasladarse nuevamente a Tacotalpa. Los invasores  norteamericanos permanecieron en nuestra capital  35 días, hasta el 22 de julio de 1847, en que ya no pudieron seguir resistiendo la guerra de guerrilla que comandaba  el Coronel don Miguel Bruno, y por segunda ocasión, derrotados,  se batieron en retirada.

Tenemos que resaltar que en tanto que en el centro del país nuestro ejército sufría derrota tras derrota, las armas tabasqueñas por segunda ocasión se cubrían de gloria. Fue tomada la ciudad de México y se consumó el despojo que sufrió nuestro país, pero Tabasco permaneció libre y sin ser ocupado, gracias a la hidalguía de los habitantes de esta ciudad.

Este mismo Comodoro Matthew C. Perry, siete años después, en 1853,  doblegó al Emperador de Japón, obligándolo a romper el aislamiento total en que se encontraba este imperio, imponiendo el Tratado Kanagawa, que permitió la penetración comercial norteamericana. Lo que pudo en Japón, no lo logró en Tabasco. Aquí, hace 174 años,  realizamos la tal vez más grande hazaña tabasqueña, hoy olvidada por nuestras autoridades y nuestros seudo intelectuales, más ocupados en el elogio mutuo y en la crítica destructiva. Tabasco tiene motivos sobrados para enorgullecerse.

De la misma manera que para Puebla su principal fiesta es el 5 de mayo,  para nosotros la primera Batalla de Tabasco, librada los días 25 y 26 de octubre de 1846, una victoria que es timbre de orgullo para los tabasqueños, debería ser  la principal celebración que realizara nuestra comuna en vez de la pretendida y falsa conmemoración  de  fundación de nuestra capital, que nunca sucedió y  que nació como Villahermosa en 1598.

Ojalá nuestro gobernador Adán Augusto López Hernández y el presidente municipal de Centro, Evaristo Hernández Cruz, incluyan en nuestro calendario cívico estas fechas dignas de celebrarse.