Agenda ciudadana
Contamos los días para que este terrible año culmine a través de una cuenta regresiva fincada en la creencia fantasiosa de que la vida transcurre
Contamos los días para que este terrible año culmine a través de una cuenta regresiva fincada en la creencia fantasiosa de que la vida transcurre, de verdad, gobernada por los ciclos del calendario. Asumimos, errónea pero esperanzadoramente, que a partir de enero los males que este 2020 trajo consigo, que fueron múltiples, desaparecerán tan pronto las doce campanadas del año nuevo se dejen escuchar, acompañadas de los rituales de renovación propios del momento.
No obstante, sabemos todos que esto no ocurrirá, al menos tan pronto y como las calendarios marquen el inicio del año 2021. Sabemos, además, que los presagios de mejoras son también parte de este proceso de recambio en el que nos vemos inmersos, inevitablemente, todos los fines de año. No ignoramos que este bienestar es efímero, si bien necesario, pues tenderá a desvanecerse tan pronto como los días se sucedan, los festejos pasen al olvido y la realidad cotidiana retome su presencia en nuestras conciencias y nuestros hábitos.
¿Qué nos depara el 2021? No es fácil predecir. Pero podemos especular ligeramente a partir de los hechos ocurridos en estos últimos tiempos y las condiciones que éstos han creado.
Habrá que destacar, en primer lugar, que agencias tanto externas como internas pronostican una cierta recuperación económica del país, si bien tímida frente a la terrible caída que terminará registrando este año. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, por ejemplo, ha señalado que nuestra economía podría repuntar entre un 3.4 y un 3.6 por ciento el año venidero. Asimismo, el Banco de México ha informado que, de acuerdo a una encuesta levantada entre varios analistas económicos del país, se prevé que la economía pueda recuperarse en un 3.54 por ciento, pronóstico coincidente con el de la OCDE. Esto no significa que la economía del país estará creciendo. Nada más lejos de esto. Significa que nuestra economía registrará una ligera recuperación después de que este año tuvo una regresión de casi nueve por ciento, según estimaciones del propio banco central. Hay que recordar que según varias organizaciones, la economía de México podrá recuperar el nivel que tenía en 2018, hasta 2024 o 2025. Sin duda, la recuperación es una buena noticia a la que, sin embargo, hay que añadir matices, lamentablemente. Estos pronósticos fueron dados a conocer antes de que la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos anunciara que a partir del 1 de enero el salario mínimo aumentará en un 15 por ciento.
Si bien nadie puede dejar de reconocer que el nivel de salarios en México es de los más bajos en la región latinoamericana, las inconformidades que han surgido de las asociaciones patronales adquieren sentido en el contexto actual. Alegan esas organizaciones que el aumento podría significar la quiebra de un buen número de negocios pequeños y medianos debido a que la contingencia ha golpeado a buen número de ellas por la reducción de actividad. Otras empresas podrían reducir el número de sus empleados. Además, el anuncio se hace, protestan, sin que se anuncie siquiera que se elabora algún plan de ayuda a las empresas. Si los pronósticos empresariales se cumplen, muy posiblemente las expectativas de recuperación no alcancen los porcentajes previstos por las organizaciones mencionadas. Además, si en febrero el Congreso se decanta por la ley que prácticamente prohíbe el outsourcing en el país, esa recuperación se verá seriamente afectada. Ni qué decir del impacto que la medida tendrá sobre el empleo.
El desarrollo de la pandemia y el proceso de vacunación de la población son otros asuntos sobre los que dependerá en buena medida el posible buen desarrollo del año. Las charlas de López Gatell han dejado de ser relevantes hoy, cuando el número de contagios es cercano ya al millón 300 mil y el número de decesos está próximo a las 120 mil. Estas cifras permiten afirmar que a más tardar en los primeros días de enero los contagios alcanzarán el millón y medio, lo que hará palidecer el pronóstico de que a mediados de marzo México registraría un millón 350 mil casos de Covid, cálculo realizado por organizaciones internacionales. Por supuesto, la muy dramática cifra de 60 mil muertes, así anunciada por López Gatell, en días habrá sido duplicada. En ese contexto, la atención que se dará al desarrollo de la pandemia y la forma en la que las vacunas serán aplicadas son cuestiones que requieren reflexión, a pesar de que poco se ha hablado al respecto por darlas por sentadas. Por fortuna, en estos días se ha anunciado que el personal del ejército está empezando a ser capacitado para el traslado y entrega de las vacunas en los diferentes centros donde habrán de ser aplicadas. Pero la logística no puede quedar reducida a solamente el traslado y la entrega de las inyecciones. ¿Cómo serán administradas las vacunas? ¿Cuántas vacunas se deberán aplicar diariamente y en dónde para poder cubrir a toda la población? Se ha ofrecido un primer calendario de atención que, si bien consigue que la población se sienta tranquila y optimista, no deja de provocar dudas. ¿Seis meses son suficientes para aplicar la doble dosis a toda la población mexicana? En el calendario no se indica nada sobre la segunda aplicación. ¿Hay suficientes espacios para atención y suficiente personal para aplicar las vacunas? ¿Cuentan esos centros con equipos de refrigeración que garanticen la conservación del producto? ¿Cómo evitar aglomeraciones y, consecuentemente, posibles contagios? Hasta el momento, nada se ha dicho sobre la capacitación al personal de salud que estará a cargo del proceso. Si el proceso se atiende con la improvisación y desorganización con la que fueron atendidos los damnificados de inundaciones en Tabasco, habrá que preocuparse.