AMLO: 62 por ciento de aprobación. Y todo…todo…se le fue al garete a la oposición

A pesar de que en la Cámara de Diputados MORENA no tuvo la capacidad para aprobar la reforma a la Constitución que le permitiera al Presidente

A pesar de que en la Cámara de Diputados MORENA no tuvo la capacidad para aprobar la reforma a la Constitución que le permitiera al Presidente reorganizar el gasto un 10 por ciento en ocasiones de emergencia la oposición pasa por sus peores momentos. Oraculus es una empresa dedicada a hacer una media científica de todas las encuestas publicadas en México y le da a AMLO un 62 por ciento de aprobación. Todo parecía indicar que estaban en el camino correcto al asumir que el Presidente, AMLO, tenía toda la razón al calificarles de “oposición moralmente derrotada” y a partir de ese reconocimiento habían iniciado una ruta de recomposición. En su tímido, pero nuevo discurso, incluso criticaban los “excesos” del poder en las décadas neoliberales anteriores, aunque muchos de ellos se habían beneficiado claramente de ellas. Era una maniobra para reunificar las fuerzas que les estaba rindiendo algunas victorias pírricas, pero que les permitían dar la imagen de que algo se movía entre las fuerzas opositoras de forma coordinada y con el objetivo de ponerle todos los palos en las ruedas que se pudieran a la 4T. Los movimientos fueron bien pensados y puestos en escena con pulcritud y los encabezó un grupo de gobernadores del Norte del país, que incluso se atrevieron a amenazar con la ruptura de la federación. Encabezaron un movimiento independentista basado prácticamente en el libreto de Cataluña, en España, que como bandera utiliza el slogan de “España nos roba”. Ellos piden revisión de la política fiscal. De lejos se ve el paralelismo y la copia. Pero como al escorpión se les escapó su propia naturaleza y necesitaban picar a quien fuera e inyectarle su veneno. La estrategia y la táctica y los cuartos de guerra muy bien pagados… todo…todo… se fue al garete. La maniobra, y el descalabro, los encabezaba Gustavo de Hoyos, rijoso presidente de la COPARMEX, que, con un discurso más político que corporativo, como se esperaba de él, se había posicionado como la “cabeza de turco” del grupo de empresarios y del panismo más obsoleto, que se han manifestado frontalmente en contra del actual gobierno. Y finalmente perdió los papeles y los estribos al nombrar al “peleador callejero panista”, Javier Lozano, como su portavoz. El mensaje que trasladó es que todo el lavado de imagen que se había tratado de hacer no sirvió para limpiar el alma de los opositores, que mostraron su cara de desear que volviera el viejo régimen en el que ellos se servían a su antojo, con la cuchara grande, por supuesto, a costa del dinero público que a su entender debe ser manejado por ellos, que sí saben que hacer con el poder. Como ha terminado la historia ya es conocido. Aparentemente en la COPARMEX existen asociados con sentido común que le pararon de inmediato los pies a De Hoyos, que tuvo que rectificar en su nombramiento apenas unas horas después de darlo a conocer. El escarnio y la burla se apoderaron de la fama y la reputación de ambos protagonistas de esta charada. Gustavo de Hoyos y Javier Lozano cavaron su propia tumba política, anularon de un golpe la incipiente oposición organizada y le dejaron el camino libre, y con más argumentos que nunca, al presidente López Obrador para seguir su camino hacia la transformación. De momento, y por sus propias contradicciones y errores garrafales, no es que estén “moralmente derrotados”, como antes, es que en estos momentos ni siquiera están. No hay, no existe oposición en México.