AMLO: Discurso y realidad

AMLO: Discurso y realidad

La distancia que hay entre la credibilidad y los resultados del nuevo gobierno es manifiesta no solo en la encuesta GEA/ ISA que glosé ayer, sino también en la que Consulta Mitofsky levantó en vísperas del primer Informe de gobierno.

En los números de Mitofsky el Presidente tiene una aprobación de 61.8 por ciento y una desaprobación de 37 por ciento. Las cualidades que más alto ponderan los ciudadanos es su cercanía con la gente (83%), su honradez (60.4%) y su preocupación por los pobres (55.3 %). Ahí empieza una carrera descendente en las cifras de la encuesta.

Solo 47.2% valora el liderazgo del Presidente, solo 46.5% cree que ha hecho grandes acciones para disminuir la corrupción, solo 44% cree que tiene las riendas del país, solo 41% piensa que lleva al país por el rumbo correcto.

Siguiente escalón: solo 37.9% cree que ha hecho mucho por proteger los derechos ciudadanos; solo 36.5 cree que ha hecho algo para aumentar el prestigio internacional de México; solo 33% cree que ha hecho algo por disminuir la pobreza; solo 32.6 % cree que ha mejorado la educación pública; solo 30.4% cree que la disminuido la delincuencia.

Siguiente escalón: solo 29.9% cree que ha mejorado el respeto a la ley y solo 28% que ha mejorado la salud.

Escalón inferior: solo 19.1% cree que han mejorado los empleos, solo 17.0% cree que han mejorado las inversiones y solo 16.7% considera que ha hecho algo para recuperar la paz en el país.

El 68% cree que ha empeorado la economía. Difícil un cuadro más contradictorio y más difícil de explicar que el contraste entre la alta ponderación del Presidente y la baja calificación de sus resultados.

La eficacia del discurso es claramente superior al discurso de los hechos.

Hace año y medio, en un perfil dedicado a López Obrador (“A las puertas de AMLO”, https://bit.ly/2sxfEY6) apunté un rasgo de su discurso por completo inusual en la política mexicana: la capacidad de crear realidad con sus palabras, lo mismo si denuncia el fraude de 2006 que si se dice ajeno a la ambición de poder.

Mañana algo más sobre esto.