AMLO en MILENIO. 3. Las dos democracias

AMLO en MILENIO. 3. Las dos democracias

La figura de la consulta popular, favorita de la estrategia política de López Obrador, lleva dentro un concepto dual, encontrado, de la democracia.

En el curso de la entrevista de MILENIO, López Obrador explica su preferencia por esta figura. Dice: “Se equivocan menos los ciudadanos que los políticos. El pueblo tiene un instinto certero, es sabio: (que haya) consulta ciudadana y que el ciudadano nos diga ‘quiero esto’ o ‘no quiero esto’.

En la democracia es el pueblo el que manda, el que decide”. Interviene Carlos Puig: “Pero hay una representación en el Congreso…”. Responde López Obrador: “Claro, es que son dos tipos de democracia: una, representativa, que es la del Congreso. Y existe también, debe existir, la participativa.

No es que la democracia termina y se agota en una elección constitucional y ya”. Pregunta entonces Jesús Silva-Herzog Márquez: “Pero, ¿sí se percata de que la consulta popular tiene un mecanismo que es una disyuntiva entre sí y no? El espacio del Congreso es un espacio donde podemos decir sí a esto, no a esto otro. La consulta es una manera de plantear la política binaria. ¿Cree que eso es una manera sensata de procesar el conflicto político mexicano?”.

 “Claro, eso es lo mejor”, responde López Obrador. Así planteado, lo primero que se dibuja en el horizonte es la colisión de las dos democracias, la democracia del mandato “participativo” que se sustenta en el “sí o no” polarizado de los ciudadanos y la democracia del mandato “representativo” que se sustenta en la deliberación plural del Congreso.

Asumir como instrumento preferente de gobierno la consulta popular es abrir la ruta de colisión entre la lógica binaria de la voluntad en blanco o negro de la ciudadanía y la voluntad negociada de la lógica representativa, por definición matizada, llena de grises.

La colisión de las lógicas de la democracia representativa y la que López Obrador llama participativa, lejos de clarificar la “voluntad del pueblo”, puede simplemente enredarla, crear legitimidades encontradas, mandatos contradictorios, y un horizonte sin fin de convocatorias a elecciones, querellas institucionales, discordancia entre poderes.