AMLO en Washington…

Nada de lo que haga, diga e impulse el mandatario nacional estará exento de polémica, de debate, de señalamientos, es pues el modo que el ocupante de Palacio Nacional decidió que se instalará como parte de un dialogo circular y como una manifestación del ejercicio pleno de las libertades, de la competencia política y del “fortalecimiento” de la vida democrática, la 4T ha sido disonante, dicen que precisamente para mostrar que son distintos y que el cambio es en serio.

En el escritorio presidencial se debió tejer la visita a Washington, y se debió calcular la dimensión de ruido que esa decisión iba generar, un entorno que al parecer gusta en demasía al tepetiteco y que siempre lo mantiene con los reflectores a tope, la agenda gira en torno a sí desde hace muchos años, por qué no sería así ahora que es Presidente; AMLO muestra sus cartas, y esta sabedor que la hacienda mexicana necesita un dinamizador urgente (la estrategia impulsada por su gobierno se ha quedado corta) y la puesta en marcha del TMEC seria la mejor vacuna para una economía infestada de bajones y caídas que parecieran interminables, es por ello que el tema del tratado comercial  es toral para el destino inmediato de la 4T.

Ante la ola critica en el sentido de que la visita del mandatario mexicano seria inapropiada y que incluso esta se hace a petición-orden de Donald Trump para afianzar su decaída campaña rumbo a la reelección, podríamos subirlos a los ímpetus analistas, y decir que en el caso de que así fuere, también se podría leer que ambos mandatarios estarían gestando un movimiento que les permita supervivencia y afianzamiento, ya que en ese tenor, la negociación podría ser que el mexicano ayudará en algo, electoralmente hablando, y que a cambio pudiera sacarle al yanqui la promesa compromiso de que una vez lista la vacuna (en septiembre) contra la COVID-19, los EEUU consideren en su paquete de adquisición, las suficientes para sus hermanos mexicanos, ello con el argumento de que ante la cercanía y el impetuoso intercambio comercial y de transito humano que el TMEC ocasionará, lo mejor es extender su radio de protección a sus vecinos más cercanos, al fin y al cabo el cerco migratorio ha dado enormes resultados. Lecturas futuristas y que no se puede saber que tan cerca o alejadas están de lo real.

Pero siguiendo la línea crítica hacia la inutilidad de la visita, se debe recordar que, en la elección presidencial de EEUU, el poder en turno y muchos cuadros de la oposición en México se metieron de sobremanera a decantarse por uno u otro bando, así que, si de rencores se tratara, los opositores a Trump nunca olvidarán el trato presidencial que EPN le dio a Donald en plena campaña; luego entonces, en caso de haber urticaria por parte de los demócratas contra México, la visita de AMLO sólo reafirmará ello.

Poniéndonos en el plano de las realidades y necesidades que imponen el gobernar, la visita de Estado que mandatarios celebran debe estar “blindada” de factores externos, ya que los gobernantes al sentarse a dialogar, fundamentalmente deciden con sus acuerdos, el presente y el futuro de miles de conciudadanos, así debe ser vista y aprovechada la reunión trilateral (se espera que Trudeau participe), una reunión que en lo inmediato deberá oxigenar la economía de los tres países.

Tratándose de una visita a uno de los hombres que en la época moderna es el que más ha atacado a los mexicanos, claro que “eso si calienta”, así que bien haría el presidente AMLO en remarcar con toda la diplomacia y claridad posible que su visita no tiene ningún tufo de espaldarazo electoral, y que el pueblo mexicano es tan digno como el estadounidense y el canadiense.

Zarpazo. PRD y PAN refrendan su convicción de alargar la alianza. Acción Nacional echa números y sabe que el Sol Azteca hoy es garantía de pocos, pero si garantiza belicosidad y guerra frontal contra su ex líder; los rencores hacia el padre de la 4T son a muerte, y tal vez en esa infernal malquerencia  haya también algo de interés por México…