AMLO: medir sus logros desde abajo, con visión de justicia

Celebró el presidente Andrés Manuel López Obrador los “dos años de la memorable jornada cívica que –dijo- nos permitió llegar, por mandato popular

Celebró el presidente Andrés Manuel López Obrador los “dos años de la memorable jornada cívica que –dijo- nos permitió llegar, por mandato popular, a la Presidencia de la República”.  No son pocos los obstáculos y resistencias que ha enfrentado, pero hay motivos justos para que no sólo él, sino millones de mexicanos, festejemos aquel triunfo de la democracia y la persistencia.

No se me oculta que hay una diversidad de apreciaciones en torno a la intensa actividad que desarrolló López Obrador para conseguir la primera magistratura del país, como también la incomodidad y hasta molestia que provocan en un sector sus medidas de gobierno. Son comprensibles, explicables en muchos casos, aunque no necesariamente justificadas.

Comprensibles y explicables, porque un cambio afecta intereses; más todavía como se lo propone este polémico e intenso político tabasqueño: acabar con los privilegios y con esa maraña de complicidades que tenían capturado al Estado.

Aunque no necesariamente justificadas, porque también una intensa campaña anti AMLO ha hecho que algunos sectores se enemisten al proyecto de gobierno…cuando en realidad son o serán también beneficiados con las medidas. Esa intensa campaña tiene sus motivos: al frente de ella están quienes durante mucho tiempo se beneficiaron de la millonaria derrama de un sistema que vivía de la “buena imagen” fabricada a contrapelo de los hechos: centenas de miles de pobres año con año y una deuda pública con recursos que alimentaba las cuentas de los millonarios, pero también permitía el surgimiento de “nuevos ricos”, al amparo del saqueo público.

UNA DEUDA HISTÓRICA

Dijo López Obrador en el aniversario del primero de julio de 2018: “Cinco meses después (de las históricas votaciones) tomamos posesión del cargo y desde entonces lo hemos venido ejerciendo en representación del pueblo, el mismo pueblo al que ahora rindo cuentas sobre lo alcanzado en estos primeros 19 meses de una nueva etapa en la vida pública de México”.

Pero ese pueblo al que se dirigió López Obrador, en buena parte –como dijo en Tabasco el recordado gobernador Enrique González Pedrero- conoce el lenguaje de los hechos.

En palabras de AMLO estos son los hechos: “Ocho millones de adultos mayores reciben puntualmente su pensión, lo mismo que 745 mil niñas y niños con discapacidad”.

Además: “Se otorgan 11 millones de becas para estudiantes pobres de todos los niveles escolares; 409 mil jornaleros reciben un salario para trabajar en sus propias parcelas en el programa Sembrando Vida; 600 mil jóvenes están contratados como aprendices y 350 mil han concluido su capacitación; dos millones 400 mil campesinos y pescadores reciben apoyos directos en efectivo; se compran los productos del campo a precios de garantía y se ofrece en 31 mil 500 tiendas y lecherías una canasta básica de alimentos a precios bajos; por dos años se han entregado fertilizantes gratuitos a todos los productores de Guerrero; en fin, este año la inversión que llegará de manera directa a la gente alcanzará los 650 mil millones de pesos, cantidad que nunca habían recibido, sobre todo, los más pobres y olvidados de México”.

También explicó: “Antes de la crisis sanitaria, 18 millones de hogares, de un total de 32 millones, eran beneficiados de cuando menos uno de los programas sociales en curso; es decir, el 55 por ciento del total de familias. Ahora nos hemos propuesto para finales de este año, llegar a 25 millones de hogares, el 70 por ciento del total del país”.

Para que no haya dudas reiteró que, sin ignorar que gobierna para todos, la prioridad nacional tienen que ser los de abajo, los más desprotegidos hasta ahora: aclaro –dijo- que “los de la base piramidal reciben más beneficios porque se trata de los pobres y no puede haber trato igual entre desiguales. A ellos les puede corresponder más de un apoyo y se atiende a casi el 100 por ciento de las familias, en particular, a las comunidades indígenas; lo segundo es que en el 70 por ciento de la población preferente se contempla también la protección a los trabajadores al servicio del Estado, maestros, médicos, enfermeras, soldados, marinos, oficinistas, administradores, técnicos, obreros y empleados de Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y otras empresas públicas. En fin, este segmento de 25 millones de hogares, equivalente al 70 por ciento de la población, va desde los muy pobres hasta la clase media-media”.

Sin embargo, y a reserva de abundar en este aspecto, señalaré otro hecho mencionado por el propio López Obrador: “nuestro modelo no solo significa bienestar y seguridad para la paz y la tranquilidad de todos los mexicanos también ofrece al 30 por ciento de la población con mejores condiciones económicas la posibilidad de hacer negocios, obtener ganancias lícitas y progresar sin trabas o ataduras”.

Un progreso con justicia. Loable propósito. ¿Oponerse a lo justo, a lo humana y éticamente deseable?

POSTDATA

Apliquemos el dicho popular de esta manera: Dime quién te critica y te diré quién eres.