AMLO, políticas de gobierno; oposición dispersa y rijosa, Morena en sus alianzas

* Resultados con agenda, en medio del COVID; bandazos electorales * Sumas y restas: amagos, alineaciones y una sonora Santa Annera

MIENTRAS la pandemia no cede, con números de contagios y muertes que son personas como tragedias familiares, el camino a las elecciones federales de 2021 ya inició. Inmediatismo al cuadrado, que es terreno delicado para México y el presidente López Obrador, veloz sembrador de temas.

Como corresponde a su investidura, AMLO es blanco preferido desde diversos frentes. Hay razones evidentes para ello: raspar la legitimidad del hombre que llegó a Palacio, descarrillar la agenda de transformación, buscar oxígeno de representación (PRI, PRD) y reanudar la conexión empresarios/clases medias (PAN). AMLO prosigue su proyecto de cambio, en coherencia con su trayectoria política de confrontación con el modelo neoliberal. Además provoca respuestas.

POLÍTICA, ESE ASUNTO DE POCOS

EN ESTOS días, con su olfato característico -aunque con un documento todavía sin fuente-, AMLO puso en la mira pública el Bloque Opositor Amplio (BOA), que desde la derecha se plantea por lógica recuperar representación política (2021) y lograr la revocación del mandato presidencial (2022). En la lista opositora aparecen organismos empresariales, medios de comunicación, políticos, empresarios, historiadores y periodistas. De inmediato vinieron deslindes en cascada: nadie sabía de la BOA. Es curioso cómo el deslinde compromete políticamente a la oposición: si no se une, llegará con fragilidad extrema a 2021.

Si se configuran bloques y alianzas, el deslinde realizado en torno a la BOA puede usarse para desacreditar intenciones opositoras. En este sentido, el Presidente sigue con estrategias políticas que le sacan dos cuerpos de ventaja frente a la oposición. Con pragmatismo, la agenda de AMLO se focaliza en un punto: la disputa por la representación en el Congreso y 15 gubernaturas. Mientras tanto, la oposición se deslinda de la BOA y no articula críticas de peso, con resonancia pública, ante los resultados del gobierno: económicos, de seguridad y de salud.

Podría decirse que esta agenda autoimpuesta de AMLO, por otro lado, no le permite concentrarse de lleno en problemas nacionales que lastiman. Como sembrador de temas, AMLO aborda lo pertinente para el Poder Ejecutivo y el proyecto de transformación. Pero los tiempos políticos limitan su compromiso frente a cuestiones estructurales. Lo que ocurre en Morena –denuncias por corrupción y pleitos internos- distrae la mirada de AMLO, aunque no lo externe. De tal forma que el cambio de régimen, recalcado semana a semana, se congela por la presión política del corto plazo. El escenario electoral 2021 se encima a todo y no es benéfico así: ni para el gobierno, ni para la oposición y ni para la sociedad.

          

SOPA DE OPOSICIÓN

MIENTRAS enfatiza AMLO una agenda que no perturba niveles de aprobación, la oposición se antoja perdida: no sabe o no puede tejer una crítica fundamentada, que incluya propuestas más allá de la sopa neoliberal. “Puede existir inquietud en la población, pero no al grado mayoritario de retornar a los brazos del sistema tradicional” (reconoce Jesús Silva-Herzog Márquez). Críticos intensos e interesados del Presidente topan con la realidad. Víctor Trujillo/Brozo planteó que “la única alternativa real de oposición la encarnan los gobernadores”, aunque acto seguido reconoció que “esos barones no hacen su tarea y tienen uñas largas”. Héctor Aguilar Camín –en charla con Joaquín López Dóriga- planteó como dardo a la 4T: “no hay nada más parecido a un político mexicano que otro político mexicano”. Bumerang. Esas ideas muestran el desierto opositor en voces críticas hacia AMLO. La piedra cae en el mismo estanque.       

Está claro que lo que sería la izquierda/gobierno no es bien vista por las élites. Son grupos de interés que ya resienten la revisión fiscal sin condonaciones. Se vienen denuncias en cascada (facturas falsas) por 50 mil millones de pesos. Otra raya más a la separación entre poder político y poder económico. Así las cosas, en el escenario electoral 2021 puede presentarse la siguiente situación: habrá recursos para la oposición, sin candidatos creíbles. AMLO declaró que será guardián de las elecciones y del voto, pues la Sonora Santanera tiene doble ‘n’: Santa Anna en la memoria conservadora. Así como liberalmente declara, el INE podría enviarle un ‘extrañamiento por invasión de funciones’. El Presidente seguirá en su lógica de alineación de adversarios, mientras Morena no cobre forma. Tenemos así un círculo vicioso que afecta a la política mexicana en su conjunto. Y la epidemia de COVID19 no amaina.

GRANIZO EN CIERNES

LAS ELECCIONES 2021 serán asunto de congruencia y credibilidad, a partir de los nombres en las boletas y los resultados gubernamentales. Lorenzo Meyer, historiador afín a la 4T, expresó que “ante el dilema de la retención del poder para ampliar un proyecto democrático, hay que pactar con Dios y con el Diablo”. Lo mismo sostuvo Rafael Barajas, El Fisgón, miembro del comité formador de cuadros de Morena. Ambos pensaban, quizás, en la reciente alianza de Morena con el gastado Partido Verde, equilibrista del acceso al poder…lo mismo que el PT.                         

Lo anterior traerá críticas de corte ético a la 4T, pero también jaloneos internos. Este granizo crecerá en el 2021 desde varios frentes opositores. Una vez más, la batalla será con adjetivos. AMLO trabaja en demasiados frentes, pero su función no es tapar goteras. ¿Quién lo acompaña?

AL MARGEN

Y MIENTRAS el pico de la epidemia sigue hacia la cumbre.

( vmsamano@hotmail.com.mx)