AMLO, rumbo al primer año en el poder; demasiados frentes, rezagos históricos

AMLO, rumbo al primer año en el poder; demasiados frentes, rezagos históricos

* Un año en la agenda: presiones externas, rezagos internos

* La esperanza: los frutos de una economía con rostro social

* Construir un gobierno empático, reto de la democratización

EL DOMINGO próximo Andrés Manuel López Obrador cumple un año de aquella histórica toma de posesión como Presidente de la República. Con los matices que se quieran desde las diversas posiciones políticas e intereses económicos, la llegada de AMLO al poder significó un quiebre en el modelo dominante. Llegamos al primer año y las inquietudes de la república se expanden, entre la esperanza y –por qué no- la desilusión.

Hay quienes no están desilusionados porque nunca se ilusionaron con el primer gobierno asumido de izquierda histórica en el México moderno. Otros optaron por el beneficio de la duda y vieron cómo el Presidente López Obrador hace lo que dice desde las conferencias mañaneras, ejercicio inédito del Poder Ejecutivo.

Hay optimismo, pero por las nubes que se juntan amenaza tormenta, escenario non grato para el régimen. Gobernar a la intemperie, con problemas heredados, ha sido moneda corriente en este año de transformación de la vida pública. Veamos algunas nubes de la tormenta a evitar.           

VIENTOS DEL (MAL) NORTE

CIRCUNSTANCIA que ningún gobierno mexicano reciente había experimentado es la intromisión explícita de Estados Unidos. Antes, por 36 años y de manera implícita, EEUU definió desde el Banco Mundial y el FMI las prioridades estructurales de México. Ahora, con AMLO que desechó el modelo neoliberal, vemos el poder del gigante mundial frente a la tenacidad de un gobierno que recuperó la doctrina de la soberanía. Con el Muro como símbolo de desencuentro sociocultural, Donald Trump marcó en negativo su agenda hacia el sur. El Muro es parte del pókar político que gusta a Trump, maestro de la desinformación vía twitter. Exacerbar el nacionalismo gringo es redituable para el magnate hecho Presidente, que se dirige a su base social blanca y racista; pero la jugada es otra: 2019 presentó la reestructuración de políticas de migración entre México y EEUU, con Centroamérica como invitado de piedra. Problema delicado que espera solución con políticas de desarrollo social para Centroamérica y el sur mexicano, no con garrote y policías.                             

El Congreso de EEUU realiza una investigación sobre las conexiones de Trump con Rusia y Ucrania. Está en juego su reelección por un juicio a la vista. En ese contexto surge la amenaza de considerar terroristas a narcotraficantes mexicanos, lo que conduciría a políticas intervencionistas abiertas. Esto fue respondido por AMLO (27 de noviembre) con una frase como lema: “Cooperación, sí; intervencionismo, no”. El canciller Marcelo Ebrard tiene que mover la ficha diplomática.          

La nube del norte se moverá según se desarrolle la investigación oficial sobre Trump/Rusia/Ucrania. AMLO deberá revisar sus políticas de seguridad que tienen eje evitar el combate frontal a los cárteles. Estamos ante una red internacional criminal empresarial, no sólo ante una “mala conducta”.

LOS OTROS INDICADORES  

UNA NUBE más: el INEGI modificó cifras y registró dos bimestres con crecimiento económico nulo. El reajuste equivale técnicamente a una recesión, “decrecimiento de la actividad económica durante dos bimestres, según la tasa anual del PIB (Producto Interno Bruto)”. El Presidente abordó este punto delicado: “Hay otros indicadores que prueban que vamos bien: empleos que crecen, estabilidad del peso, datos de consumo a la alza, redistribución del ingreso y programas sociales de bienestar, disciplina fiscal con cero déficit. El crecimiento económico no lo es todo. Importa el desarrollo con bienestar. En eso me sostengo”.

Los críticos de la denominada Cuarta Transformación afirman que sin crecimiento no hay desarrollo. Debate político crucial, que distingue posiciones de izquierda, bienestar sin tantas ganancias, frente a la postura de derecha: productividad con ganancias a granel. El año 2020 se proyecta con poco crecimiento económico (0.1 a 0.7%), mientras el presupuesto federal mantiene cálculos macroeconómicos responsables y énfasis en programas sociales.

MÉXICO, EL ROSTRO OCULTO

HAY UN PAÍS que se niega a sí mismo, por lo menos en un sector marcado por la subcultura de la discriminación.  Este rostro se asoma en la soberbia de quienes ostentan el poder y que es lo que busca combatir el movimiento democratizador. Ahí tenemos, por ejemplo otra muestra: el anuncio presidencial de asignar pensiones a la población indígena a partir de los 65 años de edad, mientras la edad general para otorgarlas es de 68 años, provocó una polémica que mostró un México clasista frente a uno incluyente.

El México clasista se expresó con políticos de estirpe reaccionaria y agrupaciones empresariales conservadoras que criticaron la decisión para otorgar esa “ventaja” a la población indígena, históricamente la más desfavorecida. Un dato: en zonas indígenas la pobreza es 70% mayor que la pobreza general de México. En este sentido, la acción afirmativa –como se denomina a políticas de atención social con rasgo cultural y racial- es fundamental para atenuar atrasos históricos.

Hubo quienes argumentaron una igualdad social deseable a través de leyes que no apunten a factores raciales para su aplicación. Se tiene que caminar hacia la igualdad social universal (de oportunidades y de acceso a beneficios) sin corchetes raciales. Pero la realidad histórica es la que tenemos y no debe regatearse la obligación gubernamental que ataca un factor estructural de rezago en zonas indígenas. Primero los pobres, y entre ellos, primero los más pobres y marginados. Ahí está la verdadera reconciliación. (vmsamano@hotmail.com)