AMLO y Monreal, sobre los tiempos en política: convicciones y coyunturas

El Presidente López Obrador maneja con agudeza los tiempos en política

El Presidente López Obrador maneja con agudeza los tiempos en política. Es experto en domar coyunturas. Esto no es lo mismo que ‘manejar los tiempos políticos’, aunque existan semejanzas y -por cierto- también ahí califique alto AMLO como gobernante. 

Exploremos la diferencia entre ambas expresiones: ‘manejar los tiempos en política’ exige actuar en el momento oportuno con la acción idónea. Anticipar una acción o diferirla, con miras a obtener un mejor resultado, requiere olfato para intuir consecuencias en determinada coyuntura. Manejar los tiempos en política significa madurar una situación, analizar el marco de relaciones de esa situación con otras, para mirar el cuadro completo y -activando dicha situación- maximizar resultados positivos. Y ojo: no se trata sólo de que gane algo el político gobernante: la ciudadanía tiene que percibir que se actuó con apego a una visión mayoritaria en el momento oportuno.            

En cambio, ‘manejar los tiempos políticos’ implica marcar agenda pública y comprender el contexto sociocultural en el que se mueve un gobierno, partido o institución, con miras a lograr la gobernanza, la aceptación vía votos o una imagen de responsabilidad y confianza ante la ciudadanía. No es una acción lo que logra esto: se activa un clima de opinión. Hoy se diría: se maneja una narrativa.

A continuación, como hipótesis de trabajo, veremos que en la situación ‘reforma electoral’ el Presidente López Obrador ha ‘manejado los tiempos en política’ para probar las convicciones solitarias del senador Ricardo Monreal.      

DEMORAR, PARA OBSERVAR MEJOR 

En palabras de Gerardo Fernández Noroña, diputado y aspirante presidencial por el Partido del Trabajo (PT), aliado de Morena y la 4T, “la reforma electoral propuesta por el Poder Ejecutivo tuvo y tiene a Ricardo Monreal como enemigo”. En diferentes foros, Monreal se ha defendido de ese cargo al plantear que “por el bien de la república, no hay que proponer gazapos (errores) institucionales, mucho menos en tiempos delicados, cuando cualquier negociación política resulta cara”. Las palabras ‘tiempos delicados’ y la frase “cuando cualquier negociación política resulta cara”, son crítica soterrada al creador de la iniciativa de reforma en el cuarto año de gobierno. Se ha referido en estas páginas que expertos en temas electorales plantean que cualquier reforma debería probarse en las elecciones federales intermedias y después aplicarse en la contienda presidencial. No es ley: ha sido tradición política.

La pregunta que surge, ya que Monreal alude al Presidente López Obrador, es: ¿Por qué AMLO propuso una iniciativa de reforma electoral en 2022, pasado ya el tiempo de las elecciones federales intermedias? En lugar de ver aquí un error político de bulto, visto el olfato de AMLO para manejar tiempos políticos de una situación, quizás la respuesta tiene que ver con probar las convicciones y aspiraciones de Ricardo Monreal, el otrora negociador de la 4T en el Congreso, obligado a definirse o actuar como equilibrista.            

CALAR AL PRIMO

El Presidente López Obrador se ha pronunciado a favor de la autonomía y la división de poderes; también, ha enfatizado la necesidad de una mayoría legislativa para impulsar un proyecto político de transformación. Esta visión, que requiere equilibrio republicano de respeto y afinidades entre poderes, ha marcado el rumbo del Poder Ejecutivo en este sexenio. 

En su relación política con el senador Ricardo Monreal, sin duda AMLO se ha visto contrariado en varias ocasiones. La experiencia del tabasqueño con el zacatecano es de estira y afloja. Negociaciones al filo de la navaja, en aras de definir lo mejor para el movimiento. La ruptura ha estado cerca en varias ocasiones. Casi ocurre en 2016, cuando Monreal empezó a hablar de una alianza con Miguel Mancera (PRD) que figuraba como posible presidenciable; lo fue en 2017, cuando Monreal –enderezado el rumbo al percibir la ola a favor de AMLO- aspiraba a ser el candidato de Morena a la jefatura de CDMX. Lo fue en 2019, cuando Monreal movió piezas en la asociación civil Fuerza por México, que no logró el registro legal como partido. Lo fue cuando entonó “diciembre me gustó pa’que te vayas” por un acercamiento con el panista Santiago Creel vía ‘gira de reconciliación nacional’, que se evaporó.

Con este currículum de amagos, el Presidente López Obrador ante la madre de todas las coyunturas quizás preparó la iniciativa de reforma electoral para calar intenciones de Monreal. La iniciativa de reforma electoral a destiempo puede ser un “fuera máscaras” para ver el juego sucesorio de Monreal y desactivar al elemento menos comprometido con el proyecto de la 4T. Tener atareado a Monreal en el Congreso resulta estrategia para ‘leer’ sus jugadas y amarres. En este escenario, parece que Monreal mordió el anzuelo y se mueve entre acercamientos a posturas opositoras mientras proclama su permanencia en Morena. De este modo, AMLO sabe a qué atenerse con él (y con la oposición cercana a Monreal), mientras la sucesión presidencial de Morena se define con otros nombres. ‘Manejar los tiempos en política’ requiere decisiones audaces sin pulso tembloroso.