Ante COVID-19: libertad con responsabilidad; perfila México mayor control en energéticos

*Se acelera la velocidad de contagios en Tabasco: rebasa los 7 mil *Ampliación de las pruebas de detección oportuna, la estrategia

NUNCA como ahora el ejercicio de la libertad exige responsabilidad, porque de ella depende la salud y la vida de miles de personas. No es una metáfora: en México suman 18 mil 310 muertes oficialmente contabilizadas y 154 mil 863 contagiados por el COVID-19; en Tabasco llegamos a los 7 mil 107 casos detectados y 758 defunciones. Como le decía, cada muerte es una tragedia familiar; todas son una tragedia nacional.

Cierto que en el balance positivo hay que colocar a los recuperados, cuyo porcentaje es cada vez mayor. Sigue pesando, insisto, la cifra de muertes porque se ha demostrado que un diagnóstico y atención oportunos reducen notablemente el índice de letalidad.

Ahora que el comportamiento social es como si ya hubiera pasado la epidemia hay que insistir que estamos en una etapa de acelerada expansión del virus. También no confundir las campañas de miedo con la necesaria información para prevenir. 

En Escala Crítica me referí el 15 de mayo a la velocidad de la dinámica de las infecciones en Tabasco.  De acuerdo a las cifras de la Secretaría de Salud, el 22 de abril se tenían en la entidad 510 casos confirmados de contagio; para el primero de mayo se contabilizaban 1,066 y el 8 de mayo ya se habían rebasado los mil 500 positivos (1 mil 531). Seis días después se superaban los 2 mil registrados (2 mil 66). Hacíamos la observación que entre el 15 y el 25 de mayo –en sólo diez días- se acumularon mil casos más para llegar a la cifra de 3 mil 236 casos confirmados.

Las cifras más recientes nos indican que bastaron cinco días –del 11 al 16 de junio-, para pasar de 6 mil 93 casos a 7 mil 107. Sigue un acelerado ritmo de contagios.

En la Ciudad de México pasaron ya a una estrategia más activa para tratar de cortar la cadena de contagios y evitar que la reapertura de algunas actividades resulte contraproducente en la necesidad de recuperar la economía. El gobierno de la capital concluyó que no basta equipar hospitales y contratar personal de salud; es necesario detectar a tiempo a los infectados, evitar complicaciones graves y frenar el esparcimiento del virus.

De esta manera, en coordinación con empresarios, aumentarán las pruebas de COVID-19 en siete módulos ubicados en diferentes unidades médicas. El primer estado en iniciar pruebas masivas fue Nuevo León; con una población de 5 millones de habitantes, tiene actualmente 5 mil casos positivos detectados y 210 fallecidos.

En Tabasco se anunció que se ampliarían las pruebas de detección, al tiempo que la Secretaría de Salud insistió en que la población procure mantener el resguardo domiciliario, la sana distancia y la higiene personal. Dispuso para los números telefónicos 800 624 17 74, el 99 33 57 11 11 y el de emergencias 911, en los que personal especializado brinda información sobre el COVID-19 las 24 horas del día y además orientación sobre lo que se debe hacer en caso de que alguien presente síntomas del virus.

MÁS PETRÓLEO, MÁS GASOLINAS

LA DIVISA del llamado neoliberalismo fue que el mercado estaba por encima del Estado. Tanto Miguel de la Madrid como Carlos Salinas de Gortari argumentaron que México tenía un “gobierno obeso” que había que adelgazar. Esta idea, en un principio apoyada en la necesidad de una administración más eficiente, en realidad resultó un pretexto para instalar en el poder a una minoría que se fue apropiando de la riqueza nacional, como ya lo ha documentado el historiador Lorenzo Meyer.

Andrés Manuel López Obrador parte de una premisa distinta y opuesta: es necesario recuperar el Estado, para que no sea sustituido por el mercado ni por los intereses privados. Más que “los modos” y las formas, lo que realmente está en el fondo de las posiciones de quienes combaten al gobierno de AMLO es la tesis central del nuevo régimen: un Estado fortalecido, que dicte las políticas nacionales.    

Es cierto que los críticos enfatizan los riesgos de un presidencialismo centralista, mientras que López Obrador se apoya en la legitimidad que le dan no sólo los más de 30 millones de votos del 2018 sino su sostenida aceptación popular de acuerdo a las encuestas.

Este principio de fortalecer al Estado –“no estamos de adorno, ni de florero”, dice AMLO-, aparece claramente en el anteproyecto del Programa Sectorial de Energía 2020-2024. Se busca, como ya lo señalamos a propósito de Pemex, fortalecer a la industria petrolera (en su área de extracción y refinación) y a la Comisión Federal de Electricidad.

Para el caso de Pemex, destaca algo que en cierta manera ya fue anunciado por el presidente López Obrador: la extracción de crudo tendrá que responder más a las necesidades de refinación y demanda nacional, ya no tanto al mercado de exportación. De esta forma, señala que la plataforma anual de producción se definirá “de acuerdo a la demanda estimada por el crecimiento económico y las demandas sociales”.

La carrera por lograr la meta de 2 millones 400 mil barriles al final del sexenio pasa a subordinarse a las necesidades internas nacionales, esto es a los requerimientos de refinación de gasolinas. Un asunto que ya se veía venir pero que sin duda será motivo de otro intenso debate.

AL MARGEN

AUNQUE partidario de la revisión del pacto fiscal con la federación, el gobernador Adán Augusto López señaló que no es el momento; hay que esperar que pase la epidemia y los comicios intermedios. (vmsamano@hotmail.com)