“Tiene a su cargo coordinar al resto del gabinete, y sus componentes para el cumplimiento de los lineamientos establecidos por el Presidente; vigilar el cumplimiento de los preceptos constitucionales; entregar las propuestas de ley y el informe de gobierno por escrito al Congreso de la Unión en representación del titular del ejecutivo; divulgar a través del Diario Oficial de la Federación, y otros medios de información, el contenido de las normatividades que emanen de los tres poderes de la unión; atender los asuntos de política interior conduciendo las relaciones del Poder Ejecutivo con las cámaras de Senadores y Diputados, el Poder Judicial, los gobiernos de las entidades federativas, las autoridades municipales, los órganos autónomos, y las agrupaciones políticas y de la sociedad civil; y diseñar, planear, ejecutar y coordinar las políticas públicas del gobierno en materia de protección civil, seguridad nacional, migración, instituciones de culto, juegos y sorteos, contenidos en medios de difusión y entretenimiento, e inclusión social”. Y el pasado miércoles presentó en el Senado una especie de balance de los resultados de su secretaría, a pesar de que apenas ha tomado las riendas hace un mes escaso. El paisano está dejando el pabellón de Tabasco muy alto. Y no hay que olvidar que el reto es gigante. El titular, el Secretario de Gobernación, es el cargo determinado por la constitución vigente para ocupar de manera provisional la Presidencia de la República, en caso de falta temporal o absoluta del titular del poder ejecutivo. Creo que el que mejor ha definido la situación del ex gobernador de Tabasco es Raúl Ojeda, ex candidato a la gubernatura y ex secretario de Gobierno cuando dijo: “Aunque él no se lo proponga Adán está en el juego. ¡Mostro tamaños!”. En su comparecencia se enfrentó al desafío de contestar a un grupo de senadores y senadoras que se han distinguido por su “belicosidad” verbal y Adán Augusto les dio una verdadera lección de “toreo de salón” y guante blanco. Les demostró que no es necesario gritar, insultar, interrumpir o dirigirse al contrario con improperios para tener firmeza y vehemencia en lo que se defiende. En política hay que tener un buen ganar y un buen perder. El secretario, con mensajes de terciopelo que sedujeron a los senadores, impidió que se hiciera un espectáculo de su comparecencia. “Desde luego que todos hicieron uso de la palabra de manera respetuosa, como debe ser cuando hay un diálogo y un debate institucional entre poderes, desde luego que con algunos hay más diferencias que coincidencias, pero eso es lo que nos da fortaleza como país. Qué bueno que aquí, a pesar de las diferencias, no hay el discurso de odio que hay en otros países” dijo el secretario captando la atención de todos los presentes en el hemiciclo. “Los respetamos a todos y hacemos nuestra esta expresión: A cada agravio, pues vamos entre todos a responder con una idea; a cada infundio, respondamos todos con una propuesta y a cada descalificación, respondamos todos con una sonrisa”. En apenas un mes Adán Augusto se ha convertido en un árbitro reconocido, ¡y respetado! por todos los actores. Sin hacer especulaciones gratuitas López Hernández se ha metido, por méritos propios, en la línea sucesoria del liderazgo de MORENA y de México.