La capacidad de procesamiento del Sistema Nacional de Refinación (SNR) pasó en la presente administración de 31 a 50%, lo que implicó un crecimiento de 19 puntos porcentuales, el mayor nivel en los últimos cinco años, como resultado de la política energética implementada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Este logro dado a conocer recientemente por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex) nos dimensiona el impacto del proceso de rescate, recuperación e incremento de la capacidad de procesamiento del SNR, en el contexto de una política enfocada a recuperar la seguridad y soberanía energética de México.

Lo anterior permitió a Pemex alcanzar en abril pasado el nivel más alto de procesamiento en lo que va del sexenio, al registrar 888 mil 897 barriles diarios en sus seis refinerías, como producto de un cambio de paradigma en el sector que está ayudando a devolver a la actividad petrolera su carácter estratégico y de seguridad nacional, sobre la base de una planeación orientada a la industrialización y valor agregado de nuestros recursos.

Los antecedentes de este proceso de planeación energética lo encontramos en el Proyecto de Nación 2018-2024, mismo que plantea la necesidad de aumentar la capacidad de refinación, principal estrategia para reducir la dependencia energética del exterior.

Esta propuesta de política pública fue llevada al terreno institucional en el Programa Sectorial de Energía 2020-2024, cuyo componente central es “alcanzar y mantener la autosuficiencia sostenible para satisfacer la demanda energética de la población con producción nacional”.

El instrumento rector de planeación, diseñado a partir de un diagnóstico objetivo y certero, pone al descubierto las grandes carencias que heredaron las administraciones pasadas en el subsector de refinación.

El régimen de la Cuarta Transformación recibió un sector con una reducción marcada en el volumen de petróleo procesado, mismo que descendió de 1,155 millones de barriles diarios (Mbd) en 2014 a 609 Mbd en 2018. Esto provocó que la capacidad de refinación bajara al 31%, en tanto que la producción de gasolina, diésel y turbosina se desplomó de 762 Mbd en 2014 a 359 Mbd en 2018. 

Ante este escenario, el gobierno del presidente López Obrador advirtió la necesidad de aumentar la inversión para la rehabilitación del SNR y la construcción de la Refinería Olmeca, en Dos Bocas, Paraíso.

Pero no fue el único obstáculo a vencer. La corrupción galopante al interior de Pemex evidenciada por el director general Octavio Romero Oropeza, durante la presentación del Plan Nacional de Refinación a finales de 2018, exhibió que los gobiernos anteriores invirtieron 8,300 millones de dólares en las reconfiguraciones de las plantas de Ciudad Madero, Cadereyta y Minatitlán.

Pese a ello, de manera absurda se desplomaron sus capacidades de operación en promedio, al pasar de 82% al 22%; y de manera paradójica en Salamanca, Tula y Salinas –que no fueron– reconfiguradas, sus operaciones pasaron en promedio de 84% al 50% en 2018.

Por todos estos obstáculos y desafíos librados, representa para Pemex una muy buena noticia que las plantas del SNR hayan aumentado su capacidad de destilación.

Manuel Rodríguez González   

Diputado Federal

Presidente de la Comisión de Energía de la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión

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