Blindaje del litio: paso sólido rumbo a la soberanía energética
En palabras llanas: el litio es un mineral estratégico para el futuro de las industrias y la tecnología
Pese a todos los obstáculos, México dio un paso sólido rumbo a su soberanía energética. La ‘nacionalización’ del litio contenida en la Reforma a la Ley Minera recién aprobada por el Congreso de la Unión dio el cerrojazo a un fin de semana convulso, que concluyó con el blindaje de ese mineral como un elemento estratégico para el desarrollo presente y futuro de nuestra Nación.
¿Pero qué significa esta acción materializada por los diputados y senadores de la coalición legislativa ‘Juntos Seguimos Haciendo Historia’, integrada por MORENA, PT y PVEM? Es un parteaguas, un hecho histórico, porque al reservar la exploración, explotación y aprovechamiento del litio para beneficio exclusivo del pueblo mexicano, impedimos que bajo cualquier artificio jurídico ese codiciado metal, que tenemos en abundancia, caiga en manos de empresas o corporaciones extranjeras.
En palabras llanas: el litio es un mineral estratégico para el futuro de las industrias y la tecnología. Este elemento no sólo es fundamental para la fabricación de baterías de teléfonos celulares, computadoras portátiles y automóviles eléctricos, también es vital para el almacenamiento energético de las renovables. De allí su gran valor.
Que no quede duda. Detrás de esta muestra de patriotismo, estuvo implícito nuestro profundo amor a México, nuestra convicción inalterable de seguir cristalizando la Cuarta Transformación del país que encabeza nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, y el compromiso inquebrantable de cumplir los anhelos del pueblo, que al final es al que nos debemos y no podemos fallarle.
Lo hicimos para proteger la riqueza de México, pero también para poner un freno a la ambición desmedida del bloque opositor conformado por PAN, PRI, PRD y MC, que el domingo, frente a más de 10.6 millones de personas que siguieron en vivo la transmisión televisiva de la sesión en la que se discutió la Reforma Constitucional Eléctrica, evidenció de qué lado están realmente sus intereses.
Al oponerse por consigna, sin argumentos técnicos, a la Reforma Eléctrica enviada por el presidente López Obrador, no derrotaron a MORENA-PT-PVEM, mucho menos al régimen de la Cuarta Transformación; se equivocan los opositores; le fallaron al pueblo mexicano, en específico a esos 43 millones de hogares y 3.2 millones de pequeñas y medianas empresas que exigen tarifas de luz justas y baratas. Pero en sentido opuesto, avalaron el saqueo de 491 mil millones de pesos que un pequeño grupo de 10 grandes empresas privadas trasnacionales perpetra contra nuestro país año con año. Esa era la orden y la cumplieron al pie de la letra.
Para que todos los mexicanos lo sepan, la llamada oposición le negó al pueblo que se consagrará en la Carta Magna, establecer que la energía eléctrica se convirtiera en una precondición indispensable para garantizar los derechos sociales de varios Derechos Humanos, como el derecho al agua, a la salud, a la educación y a una vivienda digna.
Ahora bien, para dimensionar la relevancia de haber blindado el litio, tomemos como referencia el caso de México, un país que mantiene firme su compromiso de acelerar su transición energética, supliendo la energía que se genera con combustibles fósiles con fuentes de energías limpias y renovables. Sólo en el mercado automotriz, el compromiso de nuestro país implica la renovación, a más tardar en el año 2040, de 46 millones de unidades motrices, que deben pasar de motores de gasolina o diésel, a motores eléctricos. A la fecha, sólo 24 mil de ellas, tienen como fuente de poder la electricidad.
En una época en la que todos los países buscan dejar atrás el uso de combustibles fósiles, para bajar la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático, resultaba contradictorio que minerales con grandes propiedades como el litio no tuviesen una protección especial en la legislación mexicana. En el mundo sólo hay 20 países con yacimientos de litio, y de ellos, México ocupa el noveno lugar, lo que de entrada genera condiciones para convertir ese potencial en una palanca de desarrollo. (Diputado Federal)