BUJARÁ Y SAMARCANDA, EMBLEMÁTICAS DE LOS TÁRTAROS

En pleno desierto central asiático, se yerguen majestuosas dos ciudades emblemáticas de los tártaros

En pleno desierto central asiático,  se yerguen majestuosas dos ciudades emblemáticas de los tártaros, consumados jinetes,  guerreros  y diestros en  el manejo de águilas amaestradas, que con  la expansión del islam, abrazaron esta religión. Un dramático contraste entre el dinamismo y la modernidad de la Rusia socialista y un pasado, para nosotros  de otro mundo.

Y hablo primero de Bujará, en que me impactaron  la fortaleza El Arq, residencia de cortes antiguas y posteriormente del emir,  con una imponente muralla parecida a la de Ávila, los majestuosos mausoleos, las madrazas (escuelas coránicas ) y las mezquitas, recubiertas de bellos azulejos y sus cúpulas bañadas de oro, totalmente restauradas por arqueólogos rusos.

Lo anterior, desmiente el dicho en occidente de que los rusos perseguían las religiones. Se trataba de un gobierno laico, que no llevaba estadísticas de confesiones y para el cual las religiones no existían en la enseñanza, en ninguno de sus niveles.

Sin dejar de mencionar la mezquita y el minarete de Kalyan, de 45 metros de altura y diámetro en su base de 9 metros,  que se reducía en su cima a 6 metros,  y que algunos llamaban la torre de la muerte, pues se decía que subían a los criminales y los arrojaban de la altura.

Y estoy hablando de mi viaje con mi esposa Marta y mi hijo Ferdusi en 1980, en pleno socialismo, que no comunismo,  en que hicimos un buen muestreo de la Rusia de aquellos tiempos. Ver parejas de recién casados llevando una ofrenda al Altar de la Patria, asistir a templos, y  recorrer sus mercados.

Y recordando sobre los mercados, los melones como sandías y las sandías como melones chinos, y unos apetitosos duraznos pasa, que me los como y me producen un dolor intenso en el sitio exacto de la ubicación del apéndice, que no se me quitaba, y me entra el pánico de tener que operarme en pleno desierto asiático.

Pero me visita una regordeta doctora rusa, que me examina y proporciona unas tabletas, que como tenía memorizado el alfabeto ruso, me doy cuenta que eran tetraciclina, y desaparece el dolor y la infección. Esto sin costo alguno. Alguien me explicó que en la Rusia de aquellos tiempos, todo ser vivo tenía derecho a la salud y atención médica, farmacéutica y hospitalaria gratuita.

Y fuimos a Samarcanda, una bellísima ciudad, con prácticamente 3000 años de historia,  declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, como Samarcanda=Encrucijada de Culturas. En la ruta de la seda, fue la capital imperial de Tamerlán.

El Registán es una gran plaza con tres de las principales madrazas que hay en la ciudad, escuelas coránicas, que hacen de esta ciudad un importante centro de estudios académicos del Islam.

Ciudad imperial, abundan monumentos como el majestuoso Mausoleo “Gur-e Amir”, la tumba del rey, donde yacen los restos del conquistador Tamerlán, pero lo más impactante son sus mezquitas y madrazas, recubiertas de bellísimos azulejos incluyendo sus minaretes y sus cúpulas bañadas de oro  en un verdadero viaje a otro mundo con su pasado islámico.

Y concluimos nuestra visita al Uzbekistán recorriendo su moderna y dinámica capital Taskent para continuar por otras repúblicas centro asiáticas. Algo para recordar.