Canibalismo a muerte

Morena en el fondo de la forma «nunca» podrá transitar de ser un movimiento social a constituirse como un auténtico partido político

Morena en el fondo de la forma «nunca» podrá transitar de ser un movimiento social a constituirse como un auténtico partido político, poseedor de un registro que le acreditó el Instituto Nacional Electoral desde el nueve de julio de 2014. Los intereses contrastantes que hay al interior le impide conciliar para coexistir y trascender más allá de las luchas internas, con fecha de caducidad cada vez más próxima.

El propósito principal ya lo cumplió, emergido como organización civil para afianzar la campaña presidencial de 2012 para luego adquirir la apariencia en el entramado partidista que  finalmente logró el éxito en la contienda 2018, al obtener un triunfo inobjetable dado por el 53.19 de la voluntad popular, en pro de quien hoy es el jefe del Estado Mexicano.

Al cabo del tiempo los niveles de simpatías que hay para sí entre el colectivo social tienen una diferencia abismal de 15 puntos porcentuales por debajo de la figura del Presidente de la República, quien con su «fuerza moral» le permite proveer oxígeno a la competencia, no así en competitividad, para las elecciones del seis de junio de 2021, a renovar alcaldías y/o congresos en los 32 estados del país, incluidas 15 gubernaturas, en concurrencia con diputados federales.

La innegable política comunicacional de masas del poseedor del Poder Ejecutivo le tiene en la permanente controversia diaria del debate entre la opinión pública; este rasgo aporta y mucho al movimiento enmascarado de partido para tener las expectativas reales de acrecentar su gobernanza, aún perdiendo espacios en su posesión actual.      

Con tino asertivo se acuñó aquel eslogan que condensa y explica por qué los electores tienen perfilado preferirle en la intención del voto en la inédita macro elección prevista para el primer domingo de junio próximo, ya en el 2021:  «AMLO es Morena».

Habida cuenta, una vez que su fundador dio el paso al costado para dedicar toda su agenda política en el mando del ejercicio presidencial del país ese factor de unidad se perdió al grado de tenerles a sus liderazgos y militancia afines en una abierta confrontación por asumir el control de la cúpula, con objetivo alejado de lo ideológico institucional.

Haber votado un segmento importante de electores por la alternancia de  manera uniforme en pro de Morena, en realidad lo ganó todo el arrastre del entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, no garantizó un efectivo gobierno legislativo y ejecutivo, sobretodo municipales, que en la transversalidad de sus administraciones en el régimen de la cuarta transformación atendieran a las demandas sociales.

En casos como Tabasco por donde pasa la «cuarta transformación» al ser la «tierra y agua» originaria del Ejecutivo Federal incluso obligó a renunciar alcaldes y regidores por el repudio social, que no admite ya la incapacidad para resolver las exigencias del bien común asociada a la corrupción.  

Pese a los muchos casos de no ver atención al multifactorial bienestar, todavía hay casos donde prevalece la predilección de Morena por el peso de la figura presidencial de la República, pero igual tendrán que ver los perfiles.   

Reencausados a la esfera del movimiento social ideológico partidista, Morena no tiene palabra para respetar las reglas de la convocatoria establecidas por el órgano colegiado interno, en su composición con perfiles antagónicos de ambición por hacerse del Comité Ejecutivo Nacional, por el que incluso hubo gritos, sombrerazos, sillazos hasta el derramamiento de sangre, un salvajismo civil como común denominador  de las asambleas distritales y estatales de delegados que participarían en la asamblea nacional que se diluyó ante desacuerdos y golpes bajos.

Hubo que tomar decisiones de atracción el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al no haber manera alguna de conciliar la «urbanidad democrática»; esta tarea de designar al Instituto Nacional Electoral el desafío de integrar al Comité Ejecutivo Nacional, mediante el ejercicio de la encuesta, así surgirán presidente y secretario, entre una infinidad de aspirantes y suspirantes anotados.   

Con lo que lleva de una trayectoria de vida tormentosa a Morena en jauría igual no le sería nada fácil hacer valer un método de selección de candidatos entre aspirantes, de inicio en la intermedia en los 21l cargos por renovar en el país para el seis de junio de 2021, así como en la elección presidencial del  dos de junio de 2024 que activaría la pasarela en lo inmediato.

El movimiento fundado por López Obrador ante este coctel de males no tiene quien pueda salvarle de un suicido por asfixia de las desmedidas ambiciones centradas en quienes ya se asumen como sucesores en el régimen presidencial de la «cuarta transformación» 

Los años están contados con el desgaste de 2024 para una asociación civil emergente, retirado su fundador a su rancho en Palenque, Chiapas, al término de su gestión presidencial.

El proceso de la sucesión, sin embargo, tampoco está resuelto cuando los afines dentro del primer círculo  del régimen de la «cuarta transformación» se perfilan Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, un vicepresidente de facto en funciones que se entiende en el lenguaje con el Ejecutivo, continuado por Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México quien en su lealtad empieza a sumar puntos, y Ricardo Monreal Ávila, presidente del Senado, en su caso el incómodo. En ese orden la terna.

Bitácora

En política es un error dar por muerto al adversario, y la oposición del sistema del cogobierno partidista no está ni manca ni tullida, aún sin recuperarse del fulminante ramalazo de 2018. La liebre puede saltar en cualquier momento inesperado.

eduhdez@yahoo.com