USO Y LEGALIZACION DE CANNABIS

El cannabis es la tercera sustancia psicoactiva más consumida a nivel mundial

El cannabis es la tercera sustancia psicoactiva más consumida a nivel mundial. Ni controles ni prohibiciones han podido evitarlo. Vista hoy día como una peligrosa droga que abre paso a otras adicciones, actualmente se percibe una creciente aceptación social del cannabis y cada vez más países legalizan su uso.

El consumo de cannabis puede conducir a perturbaciones cognitivas de larga duración, sobre todo en personas jóvenes, cuyo cerebro está aún en una importante fase de desarrollo. Así lo demostró una vez más un nuevo estudio publicado en 2021.  La evaluación de datos de 43.000 participantes demostró que una intoxicación por cannabis puede producir perturbaciones cognitivas leves y medianas cuando se trata de tomar decisiones, reprimir reacciones inapropiadas y retener lo leído o escuchado. También puede incrementar el tiempo requerido para realizar una actividad intelectual. Tales problemas pueden persistir más allá de lo que dura el efecto directo de la droga en sí. 

Por otra parte, un consumo intenso puede provocar psicosis, sobre todo en jóvenes. Quien fuma marihuana a diario tiene tres veces más riesgo de sufrir episodios psicóticos, según reveló un estudio multicéntrico a nivel europeo.

Sin embargo, pese a los riesgos y efectos secundarios, el cannabis es la droga ilegal más popular entre los jóvenes. Y el debate que se lleva a cabo sobre su legalización en muchas partes del mundo demuestra que la aceptación va creciendo en la opinión pública.

Algunos de los argumentos para legalizarla son, que en los últimos años, se ofrece en las calles cada vez más cannabis mezclado con otras cosas, como arena o azúcar. Y también con sustancias sintéticas de alta peligrosidad, que refuerzan los efectos de la droga y los vuelven incontrolables. Los consumidores pueden sufrir alucinaciones o colapsos circulatorios. Un control estatal podría reducir considerablemente tales riesgos, se argumenta. 

Los usuarios podrían dejar de “esconderse” para intoxicarse, lo que podría dar pie a una regulación en los sitios de consumo. Del mismo modo se hipotetiza que la legislación de dicha droga, mermaría los beneficios del tráfico ilegal. A pesar de estos argumentos, cannabis sigue siendo un problema de salud pública y para los que trabajamos en salud mental, sigue siendo un reto cotidiano el tratar las consecuencias físicas y mentales de su consumo. 

(Psiquiatra/Paidopsiquiatra.)