¿Carambola de tres bandas?

Mucho se ha hablado y criticado del pasado de López Obrador en el sentido de que fue un recalcitrante priista que en su estado natal hasta el himno partidista le compuso

Mucho se ha hablado y criticado del pasado de López Obrador en el sentido de que fue un recalcitrante priista que en su estado natal hasta el himno partidista le compuso; eso si nunca pues, el tepetiteco ha negado que su participación política en forma la empezó en el Revolucionario Institucional, pero también a los críticos se les olvida u omiten contextualizar que AMLO salió eyectado voluntariamente de un partido que él considero había perdido el rumbo y que privilegiaba las razones de la nomenclatura por encima de las razones de las demandas y exigencias sociales, un desprendimiento que le llevo años, desencuentros, definiciones, sorpresas y nuevos caminos por explotar, ya que si bien es cierto que de 1976 a 1988 intentó forjar carrera partidista, pero más aún, según sus dichos, intento forjar un “trabajo dedicado a servir los intereses mayoritarios de mi pueblo”, fueron las decisiones de los que mandaban que lo empujaron a caminar de la mano de los opositores.

Para esas fechas, después de una elección presidencial muy controvertida, el grupo compacto de opositores al sistema, entendieron siempre lo que rezaba el dicho popular, “para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”, por ello Cárdenas Solorzano le abrió las puertas (haciéndolo candidato a gobernador) del Frente Democrático Nacional en Tabasco, la historia e histeria política de cuenta de todo ello.

López Obrador como opositor -y ahora también como presidente- fustiga la alianza perversa de un grupo compacto, de una mafia, de una camarilla que a puerta cerrada o en ocasiones sin miramientos o con desparpajo siempre definían el rumbo, ritmo y destino de la nación, de los estados, de los municipios, hasta de las delegaciones municipales o los comisariados ejidales; por ello no reparó en denominar a esa alianza el PRIAN, en referencia a los acuerdos inconfesables de la cúpula del PRI y el PAN, en aras de mantener el poder y los privilegios.

Hoy el PAN intenta por todos los medios y con las fuerzas que le quedan, convertirse en la fuerza opositora más consistente de la 4T, y además pretende ser nuevamente el impulsor de un frente que le permita mayor competitividad política, y en el PRI los acontecimientos actuales, van demostrando que en el seno de la gran familia revolucionaria se sigue aplicando la disciplina para con el mandatario nacional, por ello pareciera ser, leen que su mejor arma de supervivencia es y será el sometimiento institucional.

Entienden pues que ante la ola de señalamientos que sus ex activos traen encima por el arrinconamiento-rendición de Lozoya Austin, no es nada descabellado que el “tribunal ciudadano” vía las urnas les cobre a tasas de interés mas altas que las que sufrieron en el histórico año 2000, en el 2006, o las del reciente 2018, no es pues nada aventurado pronosticar que una hecatombe partidista podría ser la participación electoral del 2021.

Nos decía un zoom politikón que antaño fue mi cercano al hoy presidente de la república: “no debemos descartar ni ignorar que a Andrés, para fines electorales -ahora, por su condición de mandatario los declarará como fines de gobernabilidad y progreso- le gusta mas la idea de un PRIMOR que directamente extermine a su archienemigo PRIAN, y si de pasada se lleva entre las patas a lo que queda del PRD, seria para él una carambola de tres bandas, de esas a las que hace tiempo se ha acostumbrado a practicar”. Ya veremos si le sale…

Zarpazo. Ahhh como cambian los tiempos y las circunstancias; ahora la moderada, respetuosa, bien preparada e institucional derecha, es la que hace suyas las formas rusticas (que tanto fustigaron) de la izquierda combativa de antaño. El show del Senado no debe repetirse jamás.