Cárceles inservibles, un riesgo social; necesario cambiar el sistema penitenciario

Cárceles inservibles, un riesgo social; necesario cambiar el sistema penitenciario

*Por qué nos debe importar lo que sucede en los reclusorios

*Patiño y la Declaración de Bogotá: un llamado de atención

*Mañana, el llamado “Día D” para los competidores del 2018

El sistema penitenciario en México está colapsado, dice el Observatorio Nacional Ciudadano. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) concluyó que las cárceles mexicanas padecen sobrepoblación con un exceso de más del 100 por ciento de internos y prácticamente no existe reinserción social. Basta conversar con cualquier autoridad de los penales para saber que hay falta de recursos humanos y financieros, exceso de demanda, corrupción y una larga lista que hace que los responsables pidan que ya no les manden más reos.

La sociedad mexicana –y por tanto la tabasqueña- no puede ser ajena a lo que ocurra en los penales. Menos aún en esta crisis de seguridad que se vive. Porque no se trata sólo de correr detrás de los delincuentes y detenerlos, sino qué hacer con ellos; sobre todo cómo prevenir el creciente fenómeno de la violencia y la infracción a la ley. De seguir como ahora, no habrá cárceles que alcance y el resultado será contraproducente

NO SON TODOS LOS QUE ESTÁN

EN SEPTIEMBREN de 2016, el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales se refirió a la nueva Ley Nacional de Ejecución Penal, sostuvo que “si no se logra eficientemente insertarlas a la sociedad (a las personas que delinquen) que tampoco se les desinserte. Si no se logra educarlas en los centros penitenciarios que tampoco se les deseduque. Que si no se lograr adaptarlas que tampoco se les desadapte”.

En 2007, la organización Open Society y el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), dieron a conocer un estudio –que ya comentamos en su momento-, donde establecía que el 42 por ciento de los encarcelados en México eran “legalmente inocentes”; no porque todos no hubiesen cometido alguna falta, sino porque no habían sido sentenciados.  Estamos ante un sistema –advertían- que es indebido, injusto y costoso.

Dos años después, en el 2009, durante el seminario latinoamericano sobre correccionales y penitenciarías, realizado en Barbados, se expuso la preocupación “por las crecientes cifras de encarcelamiento en la región que han provocado sobreocupación de las prisiones, deterioro de la infraestructura física y disminución de cantidad y calidad de servicios para los internos”.

Podría ser que para el común de la gente, quienes no tengan familiares o conocidos en prisión, el tema pueda ser ajeno. Pero resulta que de una u otra forma todos somos afectados si falla el sistema de justicia y aplicación de la ley.

¿DESAPARECER LAS CÁRCELES?

RECIENTEMENTE, en Bogotá, Colombia, se reunieron 37 expertos de quince países, convocados por el capítulo Latino Americano de la Asociación Internacional de Asuntos Correccionales y Penitenciarios (ICPALA), que encabeza Patricio Patiño Arias.

Reconocieron que a pesar de los esfuerzos de profesionalización y dignificación delos sistemas penitenciarios  la situación sigue siendo crítica en general “al grado de que está en riesgo el concepto de reinserción social por el escaso impacto de las políticas, presupuestos y protocolos en la materia, con el doble efecto que eso conlleva al incrementarse las tasas de reincidencia delictiva e incidencias intramuros como motines, muertes violentas, suicidios y fugas”.

En la reunión del ICPALA en Colombia inclusive se planteó “revisar, técnica y socialmente si la cárcel debe existir, la utilidad de ésta, su inoperancia o, incluso, el impulso al modelo de una cárcel sin paredes”. Se criticó el “abuso en la aplicación de penas y el endurecimiento en la tipificación de los delitos, así como la excesiva utilización de la prisión preventiva y la criminalización de la pobreza”.

En la llamada Declaración de Bogotá, del ICPALA los expertos se pronunciaron por  diez puntos –según explicó el propio Patiño Arias- y entre los que se cuentan: Generar condiciones que permitan humanizar y fortalecer el sistema penitenciario; reconocer el costo social y económico del encarcelamiento; buscar la congruencia entre los ordenamientos legales, regulaciones legislativas y los presupuestos; así como reconocer que las penas de más de diez años de reclusión o internamiento tienen un efecto contrario a la resocialización.

Un tema que no pudo ser ignorado es el de la inversión privada en la mejora de los procesos penitenciarios.

Como le decía, hay varios asuntos polémicos. Sin embargo, de lo que sucede y suceda con las cárceles

Desde mediados de los años setenta el filósofo francés Michel Foucault demostró que las prisiones no reducen la tasa de criminalidad sino que producen reincidencia. Y en la sociedad seguimos reincidiendo en este y otros errores.

COMPETENCIA ADELANTADA

BIEN se dice que los mexicanos hemos vivido en estos últimos años las campañas electorales más largas de que tengamos memoria. La carrera por la Presidencia del 2018 comenzó apenas se conocían los resultados de las votaciones de julio del 2012. Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador aparecieron como los actores más visibles de esta carrera. Uno desde Los Pinos y otro desde la construcción de su nuevo partido. No son los únicos, por supuesto.

Lo que ha quedado comprobado es que el tabasqueño López Obrador tiene un alto rendimiento electoral. Así lo indican los registros del 2000, cuando llegó a Jefe de Gobierno del Distrito Federal; y en 2006 y 2012, cuando fue candidato a la Presidencia. Sin duda que el mejor momento para el ex dirigente del PRD fue cuando quedó a medio punto porcentual de Felipe Calderón.

Algunos observadores sostienen que el rendimiento electoral de López Obrador va en línea decreciente. Citan lo sucedido en Tabasco en 2015 y 2016, cuando a pesar de que se metió de lleno en las campañas estatales no logró colocar a Morena en el primer sitio y sólo consiguió su partido una alcaldía, la de Comalcalco. No hay que adelantar vísperas, porque en sentido contrario se puede citar el proceso de Veracruz, donde casi colocó en la gubernatura a un académico prácticamente desconocido en el ámbito político, Cuitláhuac García.

No logró el mismo fenómeno en Oaxaca, Puebla, Colima, y otras entidades con comicios recientes, pero lo consiguió en el Estado de México, donde catapultó a la profesora Delfina Gómez frente a un partido y un grupo, más que un candidato, con enormes recursos.  Este columnista publicó que le importa más a Peña Nieto retener Edomex que asegurarse el relevo en Los Pinos. También que AMLO deberá revisar su estrategia de alianzas. Veremos. (vmsamano@yahoo.com.mx)