La censura ya es una moda. ¿Y la libertad de expresión? ¿Y el precepto constitucional que nos garantiza hacer uso de esa libertad? ¿Y el respecto y observancia a los tratados y convenciones internacionales que México ha firmado y que señalan que la libre expresión es un derecho humano?

Las acciones vistas este año resultan temerarias y extremadamente peligrosas. La que ha despertado más comentarios, corresponde a la opinión de Javier Hernández “El Chicharito”.

El futbolista realizó a través de sus redes sociales, una serie de expresiones. Se puede estar a favor o en contra, pero es su forma de pensamiento. Aunque el futbolista es conocido, se trata de un ciudadano común y como tal, su libertad de expresión, como lo ha señalado la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se expande.

El problema deviene cuando otra figura pública, pero que tiene un liderazgo social y poder político-económico, interviene y realiza comentarios directamente a la persona del futbolista, al señalarle que “tiene mucho que aprender”, que podemos traducir como “él no sabe o él es ignorante”, constituyéndose una censura en torno a la opinión del ciudadano.

Hemos de entender que las aseveraciones de un ciudadano no pueden compararse con las de una persona que ostenta el poder público, pues la última está investida de un poder y sus dichos constituyen una línea política para sus subalternos y seguidores, aunque se diga lo contrario.

Por ello, la Suprema Corte ha señalado que, tratándose de figuras políticas como los candidatos, o que tienen liderazgo social como los funcionarios públicos y ministros religiosos, su libre expresión se limita, pues una opinión, una indicación, una expresión que lleve una inducción, podría generar acciones sociales que podrían incluso poner en peligro la vida del ciudadano común.

Si las aseveraciones del futbolista son machistas o no, lo esencial es que hay que entender que se trata de su forma de pensamiento y de su libre expresión. Censurarlo desde el poder y minimizarlo a “tiene mucho que aprender”, resulta temerario e intimidante.

¿Implica entonces que, todos los ciudadanos debemos amoldar nuestra forma de pensamiento a la corriente política y social en turno? ¿Implica también que, si nuestra forma de pensamiento discrepa de la corriente política en el poder, lo mejor es autocensurarnos para no exponernos a sanciones jurídicas o reproches políticos? ¿Evidencia esto que el derecho humano a la libre expresión y al libre pensamiento, es sólo discursividad constitucional?

Junto a este tema hay otro que aterroriza. Se trata del caso de la ciudadana Karla Estrella Murrieta, a quien el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, le ordenó ofrecer disculpas durante 30 días en redes sociales, a la diputada del PT Diana Karina Barreras, conocida como Dato Protegido, tras haberla criticado en redes sociales.

La sanción fue impuesta luego de que Karla Estrella escribió un breve mensaje en redes sociales criticando la imposición de candidatos o candidatas producto de la influencia y el poder de personas dentro los partidos políticos.

 La disculpa consiste en señalar, durante 30 días, a DATO PROTEGIDO (diputada federal Karina Barreras, esposa del diputado federal Sergio Gutiérrez Luna quien es Presidente de la Cámara de Diputados) que su mensaje “estuvo cargado de violencia simbólica, psicológica, por interpósita persona, digital, mediática y análoga”…

Una sanción que expone al ridículo a la persona, es una sanción que viola los derechos humanos porque le daña su dignidad.

Hoy son 30 días de disculpas, ¿mañana será pérdida de la libertad por decir lo que se piensa?  

Pero lo que sucede en Campeche no tiene precedentes ni en los años más difíciles que vivimos en la “dictadura priista”. Un medio periodístico cerrado por orden judicial, un periodista tratado como delincuente y un poder judicial que debe “verificar” toda la información sobre la gobernadora, antes que se dé a conocer a la audiencia. Ni el expresidente Luis Echeverría se atrevió a tanto con el Excélsior.

¿Es el principio del fin?

COLOFÓN: Desde este espacio saludamos al poeta tabasqueño Adrián Hernández Córdova, quien prepara su siguiente libro.