Circo y show…

Circo y show…

Los días y el cambio en tablero político nacional sin duda dejan en el ambiente la sensación de que cierto es que Ricardo Anaya Cortez se levantó abruptamente de la mesa clandestina que tenía con los pinos y dejo de cumplir acuerdos; el precio de esa decisión la ha venido pagando caro.

Ya al joven maravilla hace varios días lo habían encuerado con relación a su tren de vida y el presunto meteórico crecimiento patrimonial propio y de su familia política; el asunto calo hondo, tan es así que en un afán de acallar voces-ataques y mostrar empatía con la crisis en México decido mandar traer a su familia de EE UU para que radiquen en el país y sus hijos acudan a escuelas mexicanas.

El golpe mediático y en el pensamiento de los ciudadanos ya estaba bien acomodado, hoy nadie cree que la vida opulenta es fruto de un trabajo honesto y del esfuerzo de generaciones; Anaya fue herido con el tufo de corrupción que millones de mexicanos ven en todos los dedicados a la política.

El joven queretano, proclive a las mediciones y a la fotografía del momento que materializan, sabe por los levantamientos que han pasado por sus manos que ese sello ha permeado y no se lo ha podido quitar.

En el caso de las “triquiñuelas” inmobiliarias, el asunto tiene harta tela de donde cortar y ha obligado a los implicados a sacar el historial patrimonial para que se disipen las dudas en la sociedad de que a través de sus posiciones en la función pública, el “yerno maravilla” les ha facilitado las cosas. Ah que cosas hace la política y más aún, que cosas salen a la luz pública cuando se decide “servir a los mexicanos”.

Al panista, en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión ya se le cocina una Comisión especial que investigue lo que los adversarios llaman enriquecimiento inexplicable, y los priistas a través de su Líder Nacional Enrique Ochoa Reza ha pedido que ya que Anaya anda muy juntito de Alejandra Barrales, a quien también le han salido propiedades inmobiliarias millonarias, también se le investigue con el afán de esclarecer a los ciudadanos la procedencia de los recursos con los que han adquiridos los inmuebles; en términos simples los efectos del “infortunio” de Anaya han sido extendidos a su colega frentista. El circo y el show a todo lo que da, con un intercambio de acusaciones interminable, y la “comisionitis” haciendo comparsa, cuando existen tribunales competentes previamente establecidos para diligenciar las investigaciones e imponer las sanciones que sean necesarias.

No es desconocido que el tema de la corrupción será la bandera de todos los aspirantes a la Presidencia de la Republica, y que las proclamas, ofrecimientos, promesas y hasta programas de la plataforma política con que nos intenten convencer de votar por ellos, girara en torno a este problema que año con año devora el 10 por ciento del producto interno bruto (PIB), es decir, ¡un billón 920 mil millones de pesos! nomas…

En mi Punto de Vista, importante es que la transparencia y rendición de cuentas sea un referente de la construcción solida del tejido social y del fortalecimiento de la vida política, económica y cultural de nuestro querido México, pero lo que sí es preocupante es que la persecución de la corrupción sea el mecanismo electoral predilecto con el afán de ganar adeptos entre el electorado; si así los políticos van a apuntalar sus campañas y la contienda, Pobre México que presenciara una lucha encarnizada sin sentido ni contenido provechoso.