Comentocracia, del círculo rojo al púrpura: enconos y falacias

“Es una espantosa calamidad para una época, sea cual sea, no saber a quién estimar”, escribió Fedor Dostoyevsky, el imprescindible escritor ruso

“Es una espantosa calamidad para una época, sea cual sea, no saber a quién estimar”, escribió Fedor Dostoyevsky, el imprescindible escritor ruso. En los tiempos que corren, el aforismo citado brilla en la política mexicana y la opinión publicada. Con plumajes jaspeados, los argumentos de neutralidad (en contra de quién) suenan huecos.   

Lo complejo de la realidad política se puede medir con un vistazo a la comentocracia, que del círculo rojo pasó frenética al púrpura. El encono es constante, a la luz de despropósitos argumentativos que a continuación se abordan.    

NÓMINAS, CARGOS Y ¿TRIVIALIDADES?

El programa Tercer Grado (agosto 19) incluyó comentarios sobre el video filtrado del caso Lozoya. Auxiliares de legisladores reciben de un funcionario de Pemex, en billetes de alta denominación, 4 millones de pesos empaquetados en plástico, y los colocan en mochilas. Lo probable: sobornos a diputados y senadores en 2012 para aprobar la reforma energética del Pacto por México, o “pacto con mochilas y sin patria” (Paco Ignacio Taibo II). El vídeo se filmó en oficinas del Congreso de la Unión. Los auxiliares implicados lo eran senadores que ahora son gobernadores (Querétaro y Tamaulipas). Uno de ellos fungía (todavía) como secretario particular del mandatario queretano y tuvo que renunciar, justo en visita del Presidente a la entidad donde se promulgó la Constitución vigente-ausente.   

Con esas imágenes en Tercer Grado, Sergio Sarmiento (TV Azteca, Reforma) dijo: “quizás se trata del pago de nómina en el Congreso”. Se hizo el silencio, roto por risas nerviosas de Raymundo Riva Palacio y Denise Merker, quien finalmente atinó a decir: “¿de verdad dices en serio que se trata del pago de nómina?”. La ingenuidad sorprendió.   

Otro momento estelar de la comentocracia se vivió en “La hora de opinar” (agosto 17), cuando Leo Zuckerman y Javier Tello no daban crédito al adjetivo “trivial” con el que Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda minimizaron el mismo vídeo filtrado. Una comparación ayuda a detectar el doble rasero: lo dicho por Camín y Castañeda cuando abordaron hace 17 años el “vídeo de las ligas”, con René Bejarano -en ese entonces del PRD y político cercano a López Obrador- recibiendo dinero en portafolios. Camín consignó “un hecho central de inmoralidad pública: la ruptura del blindaje de honestidad de la izquierda lopezobradorista”. Castañeda reflexionó sobre “los horrores éticos de mandos medios, que cumplen instrucciones de los pejes mayores”. Eran tiempos no triviales.

Lo significativo, con Camín y Castañeda en el presente, es que el adjetivo “trivial” fue abandonado una semana después (agosto 24, “La hora de opinar”), a propósito de otro video filtrado que se presume de 2015, donde Pío López Obrador y David León (operador del ex gobernador de Chiapas y actual senador, Manuel Velasco) intercambian “dinero para la causa” en sobres. Camín y Castañeda dictaminaron “la exhibición de delitos electorales que llega a la más alta tribuna de la nación”, más “la urgencia de una investigación del INE que castigue a los responsables, incluyendo al Presidente, cómplice confeso (sic)”. Sobre el video filtrado de su hermano Pío y David León, AMLO comentó que se trató de “la reacción al video de Lozoya. Nuestros adversarios están nerviosos y buscan frenar el combate a la corrupción”. Puntualizó que, si fuese llamado a declarar, acudiría. Mensaje político de importancia operativa, no sólo ética, en los videos filtrados 2020. ¿Por qué razón? Si AMLO declara en proceso jurídico: ¿cómo eludirían la presentación en tribunales los expresidentes imputados en el caso Lozoya? Eso, lo deben saber Camín y Castañeda, no es trivial.                                  

Y QUIEN LOS DESPOLARICE…  

“Quien registra la existencia de la polarización sin reconocer en el Presidente al primer polarizador de la República, se salta un pedazo clave de la realidad”. Como búmeran, estas palabras de Aguilar Camín (Milenio, agosto 26) muestran la temperatura de polarización en la comentocracia, que ha pasado del círculo rojo al púrpura, como lo hizo otro analista Carlos Puig, con titular moderado: “Gobernar provocando” (Milenio, agosto 31). La mesura no está de moda al evaluar a la 4T. Hay también sus ejemplares pseudoradicales en ese bando, claro.      

Otro ejemplo: la comentocracia crítica de la 4T dice descubrir “un eje de análisis más útil que el eje de la polarización: la coincidencia de las opiniones con la realidad”. Es Aguilar Camín otra vez, que olvidó su etiquetado al Presidente como “primer polarizador de la república”. Esa opinión no es un hecho. Con astucia, Camín realiza una distinción sutil: “Todos tenemos derecho a nuestras propias opiniones, pero no a nuestros propios hechos”. Es aforismo brillante y lógico. Sin embargo, la idea de Camín presenta problemas de veracidad al aplicarse en textos de analistas que mezclan opiniones y descripciones de hechos sin aclarar diferencias. Así se difunde la falacia de una opinión pública inmaculada. Tiempos de borrasca obligan a ponerse en cubierto.