Como Pellicer: proteger las piezas olmecas
07/06/2025
La Venta y el Parque Museo Poema:
Desde hace años, el INAH ha tenido la propuesta de crear un museo olmeca con la misión de proteger las piezas de piedra basáltica afectadas por la humedad, la erosión y las partículas contaminantes de los químicos expedidos al aire por miles de automovilistas que pasan diariamente para dirigirse a la Universidad o al mercado popular Pino Suárez, remodelado por cierto hace unos años, después de una funcionalidad de más de media centuria.
Ningún gobierno de los autoritarios, corruptos, sin vergüenzas, déspotas, clasistas que padecimos durante más de 70 años del PRI, dijo sí a la propuesta de arqueólogos y especialistas para meter a resguardo los monolitos olmecas, en condiciones controladas y seguras. Como está la mayoría de las piezas arqueológicas de las culturas que se desarrollaron durante siglos en lo que hoy es territorio mexicano.
No lo hicieron por dos razones: Por cálculo político, sabiendo que la gran figura del Poeta de América y su obra, el Parque Museo Poema, son intocables en su tierra, rechazando la propuesta de museo e ignorando el motivo detrás de esa construcción: la protección de las piezas milenarias. Y la segunda razón era realmente porque no les interesaba el parque museo poema.
Cuando Carlos Pellicer hizo el museo, su motivo fue proteger precisamente las piezas de la exploración petrolera en boga, en la zona donde fueron descubiertas, La Venta, Huimanguillo. Ese gran poeta y visionario hizo lo que ahora sería considerado un sacrilegio: mover las piezas de su sitio original, a 50 kilómetros de donde fueron localizadas.
Pellicer convenció a todo mundo, incluido el Presidente de la República, para llevar las piezas a otro lugar, frente a la Laguna de las Ilusiones, donde el paisaje selvático y el agua se parecían a la civilización de esa cultura – cuyos integrantes sabiamente navegaba entre ríos, eran diestros con la escultura en piedra, a pesar de que no tenían ese mineral e ingeniosos para trazar las primeras vías de sus urbes y en ellas colocar a sus deidades, gobernantes y sacerdotes.
No exageraba Pellicer en proteger las piezas. Durante décadas se destruyó silenciosamente el cerro El Tortuguero, un sitio con tesoros mayas enterrados en sus entrañas, como puede leerse en un librito del maestro Francisco J. Santamaría, sobre una excursión a ese sitio. ¿Alguien hizo algo? ¿Alguien levantó la voz? Los volqueteros, los graveros, los constructores fueron amos en esa parte e impusieron sus negocios a costa del patrimonio arquelógico.
Ese bosque de selva que Pellicer preparó para las piezas olmecas, quedó atrapado en la ciudad que es hoy Villahermosa, entre la polución de la modernidad rodante de sus vehículos, a la que hay que agregar en años recientes el fanatismo vandálico que puso en riesgo las piezas.
Razones suficientes para replantearse si queremos preservar las piezas o seguir ignorando el problema.
Un acierto me parece que el gobierno de Javier May Rodríguez tomara el toro por los cuernos, y pusiera el tema en la mesa. Si el espíritu de Pellicer fue proteger las piezas, ese mismo espíritu es el que anima a esta administración a replantearse una solución a un viejo problema que se fue posponiendo por motivos más bien de cálculo político, sin importarles el provenir de ese legado.
El debate es complejo. En Tabasco, hay dos museos importantes: El Regional de Antropología e Historia, y el Parque Museo Poema. Aunque el primero se puso de moda a finales del milenio por la estela número nueve que guarda allí y predecía el fin de un ciclo, la mayor afluencia de visitantes nacionales y extranjeros la capta nuestro querido Parque Museo Poema. Precisamente porque es único, porque ofrece conocer las piezas en un entorno mágico de selva y agua.
¿Qué sucederá si las piezas se resguardan en un recinto cerrado y se colocan réplicas en el Parque Museo Poema? ¿Cuantos visitantes estarán dispuesto a venir? ¿Porqué el sitio de La Venta, en Huimanguillo, donde estaban las piezas originales y ahora hay réplicas, es poco frecuentado?
Son preguntas válidas que se plantean a la hora de hablar de un recinto nuevo. Escuchemos todas las voces, sobre todo, las de los especialistas que desde hace tiempo han dado la voz de alerta para resguardar los tesoros olmecas.
Afortunadamente, este gobierno no es el de Madrazo, ni el de gobiernos recientes que despreciaron al pueblo. Es sensible a las opiniones de todos. Y en vez de eludir los problemas, los está enfrentando.
Mi opinión es que habrá que resignificar los espacios, tal vez el hermoso Parque Museo Poema con las réplicas pueda resignificarse en un museo vegetal, educativo, que conmemore la gesta de un hombre que supo enfrentar obstáculos para salvaguardar el patrimonio universal.
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